Cuando las medidas que pretenden, presuntamente, mejorar nuestra seguridad no comienzan con una adecuada evaluación de riesgos pasan estas cosas. Muere en Málaga un ciclista de 17 años atropellado en un paso de peatones por un turismo. (Lo cuentan en Bicilibre.) La ordenanza de movilidad fue objeto de quejas por parte de usuarios de bicicleta (individuales como yo mismo y asociaciones como Ruedas Redondas) porque equipara el peligro (y la subsiguiente pena, ser multado) de circular en bicicleta al de conducir un vehículo a motor con exceso de velocidad. Equipara ambas prácticas como si los hospitales estuvieran llenas de gente atropellada por bicicletas, ¿no es delirante? Y mientras, con un carril bici que justo están implantando e implantando mal –desplazando al peatón, y no a los vehículos–, los ciclistas siguen muriendo. No es justo, sobre todo para las víctimas pero todo surge de una inadecuada valoración de riesgos por parte de las instituciones. En el ayuntamiento deberían leer más sobre seguridad.