Estas últimas semanas no han sido pocas las conversaciones en las que ha aparecido Richard Stallman, con motivo del pase a peor vida (¿por qué lo llaman mejor vida? Hay que joderse…) de Steve Jobs y el eterno flame entre los seguidores de uno y otro acerca de quién mola más y todo eso. Tonterías, si alguien pidió mi opinión. Steve Jobs es un personaje harto interesante, y de él se pueden aprender muchas cosas (algunas de ellas para ponerlas en la lista de cosas que habría que evitar) y quien realmente no tiene defensa es la horda fanboy que le aplaude hasta sus decisiones más tiránicas.
Como iba diciendo, comparaban unos y otros los logros de Jobs y Stallman y por qué uno es amado hasta el infinito mientras otro es objeto de burlas. Ya digo que Jobs me parece un personaje del que aprender cosas, pero no sorprenderá a nadie que aquí me decante por Stallman. Soy de la opinión de que la profundidad filosófica de lo que Stallman gestó tendrá a largo plazo un calado mucho mayor. El movimiento del software libre es lo más revolucionario que se ha ideado en el último cuarto de siglo, y aunque nos quejemos, nos hace la vida fácil con su infinidad de opciones. Del movimiento por el software libre son deudores todo tipo de cosas posteriores: movimientos por la cultura libre y similares que intentan trasladar las cuatro libertades a otros ámbitos, desde las que devalúan y pervierten el concepto (como Creative Commons y similares) hasta las que lo ensalzan y amplían (quitando, eso sí, la viralidad de las licencias libres fuertes) como el devolucionismo. Nada que ver con el canibalismo de Apple ni el celo maníaco de Jobs por controlar todo lo que sucede en sus dispositivos.
Hoy, sin embargo, no quería hablar del hecho en sí de la conceptualización y creación del software libre, sino de cuál fue la vía que utilizó Stallman para lograr mantener su idea viva y exitosa. Y ese cómo es, sin duda, la compatibilidad.
No existen los genios. La creatividad no es puntual, sino sistémica. Y la innovación es secuencial. Lo que a mí me gusta describir como la parábola del Ford Fiesta. Si hoy se cruzaran con Janis Joplin en el súper y le dijeran que esto es un Ford Fiesta se reiría de ustedes, diría que eso es imposible y, por último, os rogaría que la llevéis a vuestro camello (esto último quizá sea inevitable en todo caso). Y sin embargo eso de ahí es un Ford Fiesta, pero para ser conscientes de ello de forma intuitiva, nos hace falta conocer la evolución de aquel coche setentero (cuadradísimo y ridículo desde la óptica actual) a través de las últimas tres décadas. Hay que haber recorrido un camino que muchas personas pueden no haber recorrido aún, pero que disfrutarán igualmente si tan sólo tenemos la delicadeza de abrirles la puerta.
Así, Stallman ideó un sistema operativo libre, y lo hizo desde cero, pero entendió que su creación no sería comprendida por nadie, pasando desapercibida y cayendo en el olvido, a menos que su sistema fuera a la vez libre y perfectamente compatible con los entornos predominantes en aquel momento. Entendió que haciéndolo así podía cambiar el mundo, como así fue. Es así como nace GNU, acorralada entre un compromiso consciente que Stallman debía resolver. Y por eso GNU es lo mejor que nos ha pasado en software, que es mucho decir en un mundo donde todo lo controlan computadores. Y es por eso que, a pesar de que el hardware que tenemos ahora le pone trabas y retos, esperamos su llegada fuerte a móviles, tablets y todo tipo de nuevos cacharros.
No existen los genios, pero creo que salvo escasísimas excepciones, la ruta para cambiar el mundo es crear otro mejor… compatible con el actual, para rebajar la barrera de entrada. Stallman lo hizo, y es una lección que debimos aprender pero continúa inadvertida incluso entre sus admiradores.
Para ver cosas nuevas hay que hacer cosas nuevas; necesitamos una nueva revolución libre enmarcada en estas reglas, ¿estaremos a la altura?
¡Buen articulo!
Sólo observar la relación entre tu parabola del Ford Fiesta y el Mito de la Caverna de Platón, éste último mucho más genérico pero que cuadra perfectamente con la idea que explicas.
Un saludo
Sí, hay algo ahí de tener acceso a la información para poder juzgar adecuadamente… en eso, al menos por ahora, Internet está de nuestra parte :)
Saludos,
Me gusta mucho, y me parece que has dado una lección a todos los que se quedan en el debate simplista de los nombres. De los que invitan a Stallman a su sarao y a continuación le ponen verde por raro o por sperger prefiero no hablar…
Lanzar ad hominem a Stallman («que si no se ducha», «que si es un freak y se pone a gritar») es cool. Lo de invitarlo y luego comentar lo molesto que fue ya es un clásico de lo banal. Es Richard Fucking Stallman, ha hecho más por mejorar tu vida que la inmensa mayoría de personas que conoces… juntas. Show some respect! ;)
¡Y mil gracias!
Y peor que los que lo ponen verde son para mí los que describen con pelos y señales el objeto de sus conversaciones con Stallman durante los ratos digamos privados (en el avión, en el coche, durante las comidas…), muchas de ellas de índole muy íntimo.
Si Stallman tuviera una corporación detrás y un departamento de PR cuidando su imagen tal y como sucede con los CEOs con los que se le compara, ni se mencionarían sus hábitos personales, posibles trastornos del comportamiento, etc. El tío es un «natural» en un entorno muy duro. Mis respetos.
Sip, a veces se le va la pinza, yo lo vi montar un pollo a un chavalín (pero chavalín chavalín, tendría 12-13 años) que le pidió un autógrafo. Pero joder, un poco de calma, ha hecho cosas muy grandes y se le trata como a un pordiosero. Y aún revisando su obra creo que podrán sacarse más conclusiones provechosas, si algún estudiante de filosofía fuera suficientemente perspicaz ya estaría haciendo su PhD en torno a la obra de Stallman, que tiene profundas raices filosóficas :)
A mi también me ha gustado mucho esta entrada. Para los que no estamos muy puesto en ésto siempre es bueno recordar que existen personas tan importantes como Richard Stallman (mientras cada día nos señalan con un hierro candente otros nombres omnipresentes). ¡Sigo aprendiendo contigo!
Aprendemos juntos, Fran, es lo mejor de los blogs :)
Me gusto, y que buenos los enlaces, he acabado volviendo al post tras más de media hora. Aporto otro enlace que me resulto muy revelador y que también ahonda en la idea de que hay que mirar más allá de las pobres habilidades sociales de RMS.
http://gallir.wordpress.com/2011/10/29/un-viaje-con-richard-stallman-esa-persona/
Ciertamente un muy buen post :)
¡gracias una vez más!
Desde mi punto de vista (para nada técnico y solo como un usuario) lo más importante es abrir la caja de los estándares, de que los sistemas de entiendan y lo hagan sobre la base de algo que puede abrirse y comprenderse. Yo no he seguido la obra y milagros de este hombre y sé por gente cercana aquí en Bilbao que hay que darle de comer aparte. Me da igual, cada cual con sus neuras. En mi caso supongo que tengo que agradecerle que me haya hecho que ver «abriendo» se oxigena mejor un sistema. Algo que no debería extrañar tanto pero que, según parece, no es moneda tan corriente como creíamos.
Por cierto, me uno al cortejo de ovacionadores. Un artículo muy bien hilado.
Saludos.
Por eso mismo que la innovación es sistémica que comentaba Bianka es cierto que atribuir a una persona lo que con Internet tenía que pasar antes o después es algo injusto. Pero es innegable que conceptos como el de empresa abierta nos sonarían a todos mucho más irracionales si no viviéramos rodeado por todo este ecosistema de libertad de uso/reciclaje/redistribución de ideas en sus diferentes manifestaciones. Al final es abriéndonos, compartiendo, como las ideas fluyen de unos a otros :)
Y muchas gracias a ti Julen, es un placer que los comentarios a un post den tantas buenas ideas :)