Si en un par de décadas el coche no lo condujere la persona sino el software, ¿quién sería el responsable en caso de accidente? Debería ser quien lo conduce, pero si el coche es autónomo la figura del conductor como la conocemos ya no es tal. En el escenario de máxima automatización, el coche va solo y eso abre opciones para repensar qué hacen las personas que van dentro de él.
Sin embargo, me barrunto que hordas de abogados de todas esas empresas que aspiran a controlar tu coche intentarán al mismo tiempo que la responsabilidad última siga siendo del ya-no-conductor. Y esto haría que no se pudiese repensar el vehículo.
Imposible saber a favor de quién se decantará esa balanza, pero tengo pocas dudas de que esa decisión legal habrá que tomarla. No obstante, no abriguen muchas esperanzas, en toda discusión suele tener ventaja el grupo mejor organizado. Y en este caso, los potenciales propietarios de grandes flotas de vehículos tienen ventaja.
Lo cual nos lleva a una derivada con impacto en el rediseño del interior de los vehículos. Supongamos que la figura del conductor ya no es necesaria. Nos sobran por tanto el volante y los pedales, pues ya no son necesarios. Eso libera espacio dentro de un habitáculo en general bastante limitado. Pero podríamos ir más allá: ¿no podrían los asientos delanteros volverse de forma que todos los viajeros se vean las caras? De esta forma, la tecnología nos devolvería más tiempo para estar más cerca de las personas, y no separados de ellas.
Ciencia ficción quizá, pero ¿por qué no? En cualquier caso, lo primero es que estamos lejísimos de tal cosa. Lo segundo es que aún cuando la técnica lo haga posible, no espero que la regulación legal favorezca ese tipo de revolución dentro de nuestros coches.
[Imagen: Car in the middle of the city at night, hecha con Stable Diffusion.]