Las espadas están en todo lo alto desde que el gobierno portugués anunciara este verano su intención de desprenderse de participaciones públicas en empresas de energía de aquel país. Ante una UE que obliga a Portugal a buscar alternativas al margen de sus socios continentales, todas las miradas se volvieron rápidamente al luso mundo, en el que la pugna que parecía decantarse a favor de Brasil, que no se conformaba con las energéticas. La última visita de Hu Jintao a París y Lisboa concluye con el anunciado interés de China por participar en el capital de Electricidade de Portugal, y ahora no está tan claro que Petrobras vaya a quedarse ese 5% del que se desprenderá el Estado portugués, que complementaría las compras de petróleo que China ha realizado este verano en el que competía a Europa el acceso al petróleo ruso y el control mismo de BP, mientras se adelantaba a Repsol y Petrobras en Ecuador.