Lo de la casa conectada es un delirio tecnológico, una utopía solucionista.
Hay de todo: bombillas inteligentes, candados inteligentes, hasta ollas inteligentes.
Como toda utopía, se da de bruces con la realidad de forma consistente. La realidad de cualquier cosa conectada a internet: vulnerabilidades a tutti. En bombillas, en candados, y hasta en ollas.
Hace unos días leía en Stacey on IoT sobre si podría el software libre ser una solución al problema del abandon hardware inteligente, dispositivos que ya no tienen soporte de su vendedor.
Lo creas o no, todos tus dispositivos así llamados inteligentes son abandonware. No hay un único vendedor que, sin cobrarlo antes, vaya a enviar actualizaciones over-the-air a bombillas, lavadoras, o cualquier otro cacharro por el que ya no esperan más ingresos, porque no hay justificación económica.
Las alternativas son pagar por soporte unos euritos al mes para recibir esos parches, o forzar a los vendedores a ofrecer garantía de actualizaciones por la vía legal, lo cual elevará sus costes, ergo también sus precios, y sacará del mercado a todos los pequeños actores al tiempo que los que sobrevivan englobarán el precio de soporte dentro del de venta. Nada es gratis.
Mientras tanto, dejad de conectar a internet cosas que no lo necesitan para funcionar.