Ya hemos comentado con anterioridad el caso de espionaje interno llevado a cabo por la NSA sobre los propios ciudadanos estadounidenses.
Hace un par de días el mismísimo emperador tuvo a bien dar un discurso televisivo. Fue en domingo, en hora punta (primetime que dirían ellos), y desde el despacho oval. El escenario elegido en las grandes ocasiones: No daba un discurso desde allí desde que hace ya varios años (no sin polémica) ganara las elecciones que le convirtieron en presidente de los USA.
¿A qué se debe tanta solemnidad? Pues en dicho discurso el presidente asumió la veracidad de las informaciones que acusaban al gobierno estadounidense de llevar a cabo ese espionaje, dijo que «es posible que varios miles de ciudadanos hayan sido espiados estos años». Eso no gusta nada a los americanos, porque viven tras una cortina de falsa libertad que los hace cabrearse mucho en estas situaciones, es por eso que Bush ha corrido a excusarse, cuando ha tardado dos años en admitir que no había armas de destrucción masiva (y jamás admitirá nada sobre las Diebold, que tan bien lo tratan).
También estos días he tenido el gusto (quizá porque ya no hay quien lo pare/tape) de oir la primera referencia televisiva a Echelon (en el telediario de tve), sobre la que normalmente sólo se habla (lee) en internet, el gran hermano que Orwell soñó (temió) y que en nuestros días ya se ha desarrollado.
Por todo ello ha sido un finde movidito, aunque hasta ahora no he tenido tiempo para hablar de ello (el trabajo; ya saben, noblesse obligue).
También han hablado de ésto: