«África no es un campo de batalla ideológico, sino un campo de batalla económico e industrial», concluye el responsable de asuntos africanos de la Duma, Konstantin Kosachev, tras afirmar que «aunque las inversiones directas de Rusia en África son dieciséis veces menores que las de China, nuestras perspectivas son muy optimistas». Las perspectivas optimistas se plasman, parcialmente, en el anunciado regreso de Gazprom a Libia, Argelia o Nigeria pasando por Namibia comprando un campo hasta ahora en poder de Tullow oil. Mientras tanto, desde Chad crecen las críticas a las explotaciones de la compañía china de petróleos (CNPC): se quejan de que la riqueza va para China, de que no se han realizado los informes de impacto ambiental necesarios y de que ni tan siquiera se está contratando mano de obra local, como sí hacen otras compañías europeas o norteamericanas. Es un campo de batalla económico e industrial, pero parece que, pese a lo que opine Kosachev, las diferentes aproximaciones político-ideológicas no son insignificantes.
Africa: campo de batalla energético
