Comentábamos en La neutralidad de la Red que había dos maneras de destruir la neutralidad de la Red.
- Una es por la vía legal, haciendo posible la intercepción y el bloqueo del tráfico de datos en función del contenido del que forman parte, obviando la verdad fundamental: que un bit es siempre un bit, sin que importe que formen parte de una fotografía, un e-mail o una canción, quizá un vídeo.
- La otra es delegando el control sobre la infraestructura. Al ceder el control de nuestra presencia a grandes empresas que controlan cada vez un porcentaje mayor de Internet, de su infraestructura y del tráfico de datos, esos nodos de la red, que en principio eran como nosotros, ganan un rol dominante, centralizador, del que obtienen control.
El avance de la primera es imparable con leyes como Sinde, el nuevo tratado internacional antipiratería o la Stop Online Piracy Act. Se frena únicamente con dominio público. El avance de la segunda está más en nuestra mano: huir de los grandes proveedores como Google, Facebook o Amazon y retomar el control de lo que hacemos en Internet, desde los enlaces que compartimos a nuestra actividad en «medios sociales» es prioritario.
Se preguntarán a qué viene todo esto. Y ya se lo explico: estos días estoy muy contento porque Miguel Almeida, hermano de armas en esto de la seguridad y la privacidad y autor de Notas sobre segurança, ha comenzado la traducción de La neutralidad de la Red al portugués. Hace muchos meses, 2.0 Editora se interesó por hacer una traducción al gallego, pero lamentablemente tras cambiar algunos mails el proyecto entró en un silencio tremendo del que esta editora parece salir sólo recientemente.
Así que el proyecto de Miguel Almeida me ilusiona mucho, y esperamos podamos culminarlo. El mérito es de él, y este post sirve a la vez como anuncio y como agradecimiento. Eso sí, mientras tanto, recuerden que se pueden descargar el libro La neutralidad de la Red en español, desde su página.