«Exactamente han sido dos las cosas que hacen nuestros viajes aéreos más seguros desde el 11-S: El blindaje de las cabinas de los pilotos y los pasajeros que ahora saben que quizá tengan que luchar. Todo lo demás -«Vuelos seguros» y seguridad del viajero incluídos- es una pantomima de seguridad. Estaríamos todos más seguros si, en lugar de eso, implementásemos una mayor seguridad para nuestros equipajes -dos formas de hacerlo: asegurando que la maleta no embarca si el pasajero no lo hace primero y revisar todas las maletas en un analizador de explosivos- así como aumentando los controles y la monitorización para el personal de los aeropuertos.
Entonces podríamos coger todo el dinero que nos estaríamos ahorrando y gastarlo en inteligencia, investigación y respuestas de urgencia. Esas son las medidas de seguridad que serán útiles sin importar qué es lo próximo que estén preparando los terroristas, sea esta la amenaza peliculera del año, o algo completamente diferente.»