Un interesante artículo que leí estos días describía uno de los peligros de Facebook no tanto en la invasión de la privacidad (que también) sino en el control sobre cómo nos informamos, en la deformación de nuestra referencia informativa.
La privacidad, decían, no genera cadáveres, queriendo decir que la privacidad no genera alarma. Pero la manipulación política sí. El escándalo de Cambridge Analytica parece haber desatado esa tormenta contra Facebook.
Por eso el anuncio de que Facebook situará en Barcelona su propio observatorio anti-bulos para detectar y actuar contra las noticias falsas me ha hecho pensar que es el enésimo caso de poner al lobo a guardar las gallinas.
No se me ocurre nadie menos indicado que Facebook a quien se le pudiera encomendar tarea similar.