Se llama Comunidades imaginadas a supuestos sujetos colectivos cuyos miembros no interactúan entre si de forma directa sino que sólo pueden imaginarse mutuamente a partir una serie de rasgos comunes. Pretendidamente gozarían de una identidad -igualmente imaginada- común.
En su acepción analítica, que nos da la teoría de redes pero que venía de una larga la tradición gremial e incluso monacal, comunidad es un grupo de personas que interactúan entre sí de forma sostenida en el tiempo, reconociéndose una identidad común que proyectan en un «hacer juntos». Por contra, en las comunidades imaginadas, como la nación, la clase o el género, se reconoce una cualidad compartida, un atributo, con otros a los que sólo se puede imaginar y a partir de los cuales se pretende que todos los miembros compartan -sean «conscientes» o no- una identidad diferenciada.