A menudo se dice que el Cloud computing o computación en la nube es una nueva forma de presentación de servicios informáticos que provee capacidad de computación, software, acceso a datos y servicios de almacenamiento remoto, que no requiere por parte del usuario final ni el conocimiento necesario para configurar un sistema ni el conocimiento exacto de la ubicación física del mismo.
Esa definición es incompleta. La principal diferencia de la nube respecto a sistemas tradicionales reside en la redundancia de los datos, éstos están almacenados en diferentes partes del sistema de forma que todos los datos están guardados más de una vez, y si algún nodo de la red deja de funcionar, no existen pérdidas de datos. Así, no todas las aplicaciones online o en la web están en la nube.
El origen
El cloud computing se origina en la necesidad de optimizar la potencia de cálculo. Cada vez se realizan cálculos de mayor volumen y resulta prohibitivo disponer de la cantidad de hardware necesario para llevarlos a cabo dedicados únicamente a realizar esos cálculos y fuera de servicio el resto del tiempo. El cloud computing aparece como una manera de compartir infraestructuras y amortizar antes la inversión realizada.
Sin embargo, pronto se iba a hacer evidente que el cloud computing hacía posible algo que en Internet no había sido posible hasta su invención: la aplicación de lógicas intensivas en capital (basadas en la escasez) a mercados digitales.
El cloud computing debe su impulso y adopción masiva tanto o más a este motivo que a la mejora técnica que hace posible.
Precio del hardware y nube
La eclosión de los servicios en la nube, ya sea software como servicio (SaaS, por su acrónimo en inglés) o Infraestructura como servicio (IaaS, también por su acrónimo en inglés) eclosionan mediada la primera década del presente siglo.
No es casualidad. El precio del hardware disminuye lentamente, de forma que con el mismo presupuesto se puede obtener una capacidad miles de veces mayor que hace sólo 20 años, y una capacidad de almacenamiento millones de veces mayor que hace sólo 20 años.
Así, ante el abaratamiento de esta tecnología, se hacen posible estrategias de escala en las cuales la compra de capacidad de cálculo y almacenamiento en cantidades astronómicas permite el ofrecimiento de la misma en venta minorista a coste muy competitivo.
Infraestructura y ventajas competitiva
El tamaño de la infraestructura se convierte, así, en una ventaja competitiva vinculada a costes, lo cual se traduce en poder reinvertir más en mejorar el rendimiento.
Al final, el Cloud computing representa el primer ejemplo real en el cual se consigue trasladar a la lógica económica de Internet, regida en condiciones de abundancia, la teoría tradicional que consiste en gestionar y dosificar un recurso escaso, obteniendo y explotando rentas.
Relación de dependencia
La lógica en la cual el usuario adquiere dispositivos con reducida capacidad de cálculo o almacenamiento está encaminada a la generación de dependencias.
Al no poseer capacidad de cálculo, el usuario depende de la capacidad de cálculo externa. Al no poseer capacidad de almacenamiento, el usuario depende de la capacidad de almacenamiento remoto. El resultado es que el usuario está atado por los datos ante un almacenamiento y una potencia de procesador limitados.
El argumento es de simplicidad, el usuario no debe preocuparse por backups y el dispositivo que adquiere es más barato. La realidad es que al transformar un pago único en un pago por suscripción mensual (a almacenamiento y cálculo), el Cloud computing hace realidad la máxima de todo vendedor: «si puedes, vende subscripciones». Éstas representan un ingreso predecible y fijo, mes a mes.
Software libre para la nube
La lógica del software distribuido. El software puede ser libre, y eso siempre es bueno, pero si está diseñado para correr en clusters muy numerosos, su uso y aprovechamiento estará limitado a las corporaciones capaces de mantener miles de ordenadores computando en paralelo.
El software libre debe estar diseñado para, en lo posible, ser útil y accesible a personas y grupos de trabajo pequeños, debe tener una lógica distribuida.