Existe entre un cierto público la noción de que todo artículo que tira de argumento de autoridad tipo «un estudio recientemente publicado demuestra que…» es probablemente erróneo, cuando no directamente falso.
Sin embargo, para una mayoría de personas este tipo de comunicación sigue funcionando. El método científico es un gran desconocido. Por desgracia, una enorme mayoría de periodistas y «escribidores» en periódicos en general forman parte de este segundo grupo.
Así que les llega la nota de prensa de turno, y por desconocimiento, falta de hábito, o falta de capacidad, la publican sin más. Aunque no sea más que una mentira bien construida. Una mentira tan bien construida que está amparada con datos reales. Datos que a pesar de ser reales son estadísticamente insignificantes, claro.
Todo esto a cuenta de un artículo en io9 sobre un estudio que demostraba que ingerir chocolate aceleraba la pérdida de peso. El mismo apareció en portadas de periódicos de todo tipo (BT, Bild). En español sólo lo he visto en blogs poco conocidos, así que no descarten que este bulo regrese en el futuro. Y no lo descarten ni siquiera a pesar de que el responsable de ese estudio cuente que todo es mentira, e incluso explique cómo gestó el bulo.
Parece, por tanto, que lo del fact checking y la verificación de lo que se afirma en una noticia no es tan sencillo como parece. Por supuesto, no faltará el que diga que el problema es de periodigno, que les pagan muy poco y les piden las cosas muy rápido y bleble.
Por supuesto, la crítica ha de alcanzar también al otro extremo: la publicación científica está rota. Plagada de resultados no reproducibles (en el mejor de los casos), cuando no deliberadamente exagerados o falsos. Porque el dichoso estudio sobre el chocolate fue, de hecho, publicado, claro que ya sabemos que mucha de la ciencia que se publica es de pésima calidad, y esto es un problema que precede al Open Access, aunque algunas revistas tradicionales pongan el foco (interesadamente, de nuevo) en este tipo de publicaciones.
Y no lo digo yo (al menos, no únicamente yo). Lo afirma Richard Horton (editor jefe de The Lancet, journal médico con un factor de impacto de 39 y pico, que ya es decir…). Con esto ya casi da para hablar sobre las maldades del publish or perish, pero eso lo haremos en otro momento.
Salud
Has desaprovechado la oportunidad de comenzar la nota con un «Un estudio recientemente publicado demuestra que las publicaciones que empiezan con «un estudio recientemente publicado demuestra que…» son…», como aquel frase memorable de los Simpson en que explica las estadísticas falsas…
Hace no mucho vi un pequeño reportaje sobre bulos científicos en los medios de comunicación y cómo aparecían una y otra vez en verano (la misma falsa noticia publicada cuatro años consecutivos como si fuera algo de ayer)… Pero, salvando casos de relleno o de «estudios interesados» repetidos o no, creo que das en el clavo en dónde está fallando el tema este de los estudios.
Eso sumado, claro, a la poca cultura científica (y esa idea de «si lo dice la TV tiene que ser cierto»; aplíquese el cuento a cualquier publicación en casi cualquier lugar) y el uso sensacionalista del lenguaje (a veces comparas lo que se supone que dice el ensayo o lo que sea con lo transmitido por el periódico y, por un lado, parece que el redactor no pasó del resumen o solo copia la NdP que le llegó, pero cambiando los verbos para que suene mejor y más grandioso).
Hasta luego ;)
Claramente, estoy perdiendo forma, he perdido la ocasión de hacer un chiste divertido (al estilo de «la primera regla del club de tautología es la primera regla del club de tautología»).
Sí, creo que hay una doble responsabilidad: los periodistas a menudo no están capacitados para evaluar las afirmaciones científicas sobre las que escriben (o deben escribir, para que les paguen jeje), y las publicaciones científicas que les llegan a menudo contienen ciencia de baja calidad. Un combo bastante malo… pero en el que cualquiera de las 2 partes que hiciera bien su trabajo evitaría el problema.
Otra cosa a añadir es la justificación de crear un bulo con el fin último de demostrar que los bulos llegan a los periódicos. Ahí hay muchos detractores, pero yo creo que está bien demostrar que más allá de esos bulos estacionales es fácil que alguien con un interés concreto pueda construir la fachada que haga pasar una mentira por verdad, y que es algo fácilmente orquestable.