La última reforma fiscal introducida por el gobierno español estos días tiene la particularidad de que convierte en un impuesto evidente algo tan aparentemente inocuo como es la inflación. Polémica por otros factores como las indemnizaciones de despidos (parcheada in extremis y sólo levemente) la reforma abarca otros temas sobre los que no se ha hablado demasiado, excepción hecha de algunos medios de empresas afectadas como Idealista.
¿Cómo es esto? Resulta que hasta ahora, cuando vendes una propiedad del tipo que sea, la ganancia obtenida se contrasta con la inflación acontencida durante los años transcurridos entre el momento en que compraste y vendiste la misma. Aunque el cambio en la ley afecta a todo tipo de transmisiones (esto es, compra-ventas), el caso clásico de propiedades que se pueden vender muchos años después es el de una vivienda.
Una vivienda (salvo que seas un profesional de la compra-venta) la compras y la vendes años después, muchos, incluso muchísimos (30 y hasta 40) años después. El precio es abultadísimo en comparación con el que pagaste en su día, pero es ilusorio: la moneda se ha devaluado. A ninguno se nos escapa el pequeño detalle de que no hacemos lo mismo con 1000 euros ahora que lo que hacíamos con 160.000 pesetas hace 40 años. Según el INE, si en el año 1980 hubieras tenido un salario de 2000€, el salario equivalente a día de hoy solamente calculando la inflación superaría los 10.000€ al mes. No es que cobremos un 500% más ahora que entonces, es que la moneda se ha devaluado y necesitamos pagar 5 para obtener lo que antes obtenías pagando 1. El papel de los billetes se moja y no vale nada, al final del día con eso compramos comida y ahora cuesta 5 lo que antes costaba 1. ¿Sencillo, verdad?
A nadie se le escapa, excepto a la nueva ley a la que sí se le escapa ese pequeño detalle.
Al tener en cuenta la inflación para comparar los precios de compra y venta muchos años después se consigue que tribute en forma de impuestos sólo la parte que es ganancia real (como sucede con cualquier renta, también con las rentas del trabajo), y no el aumento del bulto derivado de la inflación. Tributas por el incremento de tu riqueza, no por la devaluación de la divisa que normalmente equivale a empobrecimiento (porque cuesta que los salarios suban al ritmo de la inflación) y no a enriquecimiento.
Con la reforma legal introducida, para el cálculo de la plusvalía se dejará de tener en cuenta la inflación.
También desaparecen los «coeficientes de abatimiento», que afectaban a todo tipo de compra-ventas, por ejemplo acciones de empresas.
Contra lo que pueda parecer de forma intuitiva, esta reforma no es un golpe a la especulación inmobiliaria, todo lo contrario, en línea con la subida de IVA también promovida por Montoro es un incremento de impuestos a los panolis que hacen todo conforme a la legislación vigente.
Explico. Podemos pensar que esta ley desincentivará la especulación en vivienda, y que es buena noticia. La realidad es la contraria: al incluir la inflación en el impuesto, se penaliza sobre todo la inversión a largo plazo (esto es, comprar una vivienda para vivir en ella, y no con el fin de venderla tan rápido se pueda con un beneficio tan alto como se pueda). Por tanto, no se daña tanto al profesional de la compra-venta como a quien puntualmente requiere vender un inmueble, dado que el especulador compra y vende gangas todo el tiempo y no suele conservar el inmueble durante muchos años antes de volverlo a vender, mientras el ciudadano de a pie enfrenta un reducido número de operaciones de este tipo a lo largo de su vida y suelen ser todas a moderado y largo plazo.
De hecho, las transacciones a corto plazo salen beneficiadas al desaparecer la penalización por vender antes de 1 año. Adicionalmente, si eres un pringadillo prudente que no te hipotecaste (un pobre afectado por una crisis generada por las hipotecas de los demás a quien no defiende ninguna plataforma de afectados de hipotecas) y vives de alquiler (como somos tantos), te van a eliminar la deducción del alquiler en el IRPF. Sonríe, te estamos grabando.
Tengo la sensación de que todo lo que puede hacerse mal en torno a este tema, en la presente reforma fiscal se ha resuelto mal. Esta reforma perjudica las inversiones de todo tipo a medio y largo plazo y no la especulación a corto plazo.
Por supuesto, lo que incentiva la presente ley es la catastrófica manía de comprar una vez, y que sea para siempre. No se favorece que una pareja joven (pongamos, 25 años) compre una vivienda pequeña con 1-2 habitaciones y que si una década después tiene hijos venda ésa y se traslade a una con una habitación adicional, porque la inflación de esos 10 años te va a pegar un hachazo tremendo sin que esa pareja esté obteniendo realmente un beneficio en la operación.
No es descabellado pensar que la reforma favorece la inversión desproporcionada: parejas sin hijos que compran viviendas de 4 habitaciones con dos plazas de parking y todo lo demás, para evitar en el futuro la penalización de vender una vivienda vieja para comprar la nueva. Justo lo que tras la experiencia de la última burbuja y la crisis que le está siguiendo debíamos estar trabajando para evitar.
Y sobre este tema apenas he visto comentarios. De hecho ni lo habría visto mencionado si no fuera por un tuit de Jesús Encinar hace unos días.
Por supuesto, políticas que promueven la inflación a lo loco (como las de ciertos partidos que defienden una fuerte devaluación de la moneda y el impago de la deuda exterior, que sin duda derivaría en quiebra del Estado y aún más inflación) son en combinación con esta nueva ley una bomba en contra de los ciudadanos de a pie. Pero los planes ambiciosos de extensión y fortalecimiento de servicios públicos son incompatibles con eliminar un impuesto que en caso de llegar al gobierno se encuentran ya implantado, y del que además podrán decir que lo introdujo la casta, así que agárrense porque este gol ya nos lo han marcado, podremos sacar de centro pero el tanto en contra ha subido al marcador y nadie ni nada lo va a descontar.
La cara de montoro es mítica. Y ya veo lo que te gusta cierto partido capacitivo, del que me parece compartimos punto de vista
A mí me parece que es una medida loca, pero no estúpida. Quiere empujar a los ultimísimos mirlos blancos que compramos por nuestras posibilidades a que vendamos ahora y compremos lo que sea, algo «mejor», antes de que sea imposible vender debido a la inflación. O a que compremos sin vender lo que tenemos. Diría que está pensado para ayudar a vender la carga de ladrillo de los bancos
La reforma está como me comentaba ayer Pululante hecha con los pies. Date cuenta que el debate es si la han diseñado tontos o malvados. De los cuatro cuadrantes de Carlo Cipolla nos debatimos entre los dos peores.
Está claro que a corto puede haber algún momento frenético, pero a largo va a pesar el impuestazo inflacionario. La reducción de oferta quizá conlleve un alza de precios (otra pésima idea…) y si de verdad el objetivo es reducir la oferta y elevar los precios para que los bancos tengan que ceder menos a la baja antes de deshacerse de sus pisos vacíos, entonces de verdad no hay alternativa y la han diseñado con maldad.