Hoy publico en el blog de Cartograf un detallado artículo sobre la ley de cookies: qué es, por qué cumplirla, cómo cumplirla.
Analizo un poco la situación, tomo nota de diversas interpretaciones, propongo algunas soluciones y esbozo alguna conclusión.
Es en las conclusiones donde se hace más evidente que hay algo desastrosamente roto con esta ley: ha enfurecido a quienes gestionan webs y lo ha hecho sin reportar beneficio ninguno a los usuarios, que quedan sumidos en una especie de «teatro de privacidad» (por paralelismos con el Teatro de seguridad, obvio) donde pueden terminar creyendo que no están siendo minuciosamente vigilados por algunos servicios web cuando no sólo es posible que éstos hayan instalado cookies, sino que lo más probable es que a corto y medio plazo ni siquiera las necesiten.
Peor aún, se trata de una regulación estatal para adaptar una directiva europea en nombre de la privacidad, al mismo tiempo que los servicios de inteligencia públicos se esfuerzan sin descanso en obtener más y mejores datos de cada uno de nosotros. Pero hacer una ley de cookies totalmente penetrada de posibilidad (a causa de ese consentimiento informado e implícito) parece ser un bastión de la privacidad. Mucha farsa.
Sin más, les recomiendo la lectura del artículo, que para eso se ha escrito :)
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