En el siglo XVIII se inventó el concepto de ciudadano, que hasta ese momento era impensable, para sustituir apelativos que de una u otra forma marcaban mucho más la diferencia entre clases. Ricos y pobres no eran ya ricos y pobres, señores y vasallos, amos y siervos. Todos éramos ciudadanos. Como el tiempo deforma los significados olvidamos de dónde vienen las palabras que usamos cotidianamente. La revolución industrial y más tarde el socialismo (esta palabra también está muy devaluada en su uso cotidiano…) forzaron a ese cambio semántico.
En el siglo XX asistimos a otro cambio. Los medios de comunicación, la posibilidad de influir en las masas a distancia para conseguir de los todavía ciudadanos, principalmente, dos cosas: Que compremos sus productos y que votemos lo que ellos quieren. De ese modo se deja progresivamente de ser ciudadano para ser usuario, consumidor, cliente o votante. ¿Cuándo fue la última vez que te llamaron ciudadano?
Pero el cambio que estábamos viviendo acababa sólo de empezar. Hace unos años se legisló, en España al menos, que todo perro debía llevar implantado un CHIP para su identificación. Los animales de granja lo llevan, las aves migratorias lo llevan. ¿Las personas lo llevan? Apaguen esa sonrisa, que les estoy viendo. Si ustedes no lo habían pensado sepan que otros sí lo han pensado(1). Más aún, hace ya años que patentaron su genial idea en la oficina de patentes de los estados unidos, ese curioso lugar donde, previo pago, te permiten patentar métodos de censura(2). Tengo asumido que jamás me llamarán persona ni ciudadano. Casi me meten en la sangre que me afecten las faltas de respeto a los votantes de las que los políticos se acusan a diario y los abusos a los consumidores por parte de las operadoras de telefonía, lo que no sabía es que debía afectarme personalmente cuando hablen del ganado, que tengan un mundo aborregado sin que se note me parece mal, que nos lo marquen en la cara y nadie se ofenda me parece exasperante. Pero lo peor es: si no somos ganado, ¿Por qué quieren tratarnos como ganado? ¿Cuándo cruzaron la línea y qué fue lo que hicimos mal? ¿Qué mundo es este en que ya no podemos fiarnos de los fabricantes de vaqueros(3) ni de las personas que ganan el premio principe de asturias de cooperación ni de una de las empresas que más se beneficiaron con la segunda guerra mundial(4)? ¿En qué nos hemos equivocado? ¡Viva el DNI-electrónico!
*** NOTAS al pie:
(1) Texto de la solicitud de patente para «Identificación y seguimiento de personas empleando etiquetas RFID» y texto de la asignación de dicha patente.
(2) Patente sobre «Censurator» concedida a Microsoft. [NOTA: que después de pantetar un censurador te den el premio principe de asturias de cooperación, por bueno, no tiene precio…]
(3) Levi’s ha añadido un chip espía a sus vaqueros, para facilitar el inventariado, pero cuando lo compras no le quitan el chip…
(4) IBM creció enormemente en la 2ª Guerra Mundial, ya que -muy eficazmente para su negocio- mantuvo contratos para suministrar maquinaria tanto a los aliados como a los nazis.