Hace unos días la OCU presentó ante los tribunales una denuncia contra las operadoras móviles por considerar que actúan de un modo abusivo, aplicando tarifas mediante las que están cobrando a los usuarios un servicio que no les dan (cobran 1 minuto aunque solo hables 1 segundo, y encima redondean al alza). Estos son los datos objetivos.
Pero cuán mala puede ser la sensación de poder. Malísima.
Imaginen el panorama: De repente que un montón de ciudadanos comienza a agruparse y nace una asociación cuya función única es defender a los ciudadanos cuando éstos reciban un trato abusivo al gastar su dinero a cambio de un servicio, o cualquier otra cosa.
Ésta es la idea de las organizaciones que apoyan a los consumidores, las famosas OCU.
A lo que íbamos, el poder debe ser algo horrible cuando la OCU ha decidido denunciar a las compañías que actualmente ofrecen servicios de telefonía móvil por considerar un abuso el sistema de tarificación actual. Desde luego una reclamación como esa solo se le ha podido ocurrir a una organización de consumidores endiosada, o eso al menos es lo que pretenden hacernos creer desde Libertad Digital.
Ahí se empeñan en convencernos de que no sólo las operadoras obran correctamente, sino que además es la propia OCU la que en su osadía, está ejerciendo abuso de poder al denunciar a las operadoras… Desde luego, ¡Qué mala la OCU y qué buenas las operadoras! Si aún tendré que ir a darle las gracias por cobrarme los minutos completos…
En fin, los de siempre, siempre dando la nota.
En momentos como éste uno se acuerda de La Bola de Cristal… Viva el mal! Viva el capital! inevitablemente…
Viendo el aspecto y la lógica usada por el susodicho, no hago más que corroborar mi hipótesis de que se nos ha llenado la sociedad de Mediocres Inoperantes Activos, niños de papá con carrerita, probablemente de examenes pagados -¡cuantas ofertas recibí en el Poli para presentarme a examenes de otra gente- que no sirven para nada, ocupan puestos intermedios de ‘jefatura’ y van de Armani o Adolfo Domínguez… Desde luego, que malas y demoníacas son las asociaciones de usuarios y consumidores…. oing!
Jaume