Recibo en mi correo electrónico un enlace (gracias, Gonzalo) a la sección de Internacional de El País: Israel autoriza que se pida acceso al correo electrónico de los turistas en la frontera. No es ya la mera recolección de datos personales, no: una cosa es pedirme una dirección de e-mail y otra es pedirme acceso al mismo cuando cruzo la frontera para visitar Haifa, Tel Aviv o Jerusalén. En cualquier caso, no están innovando: recordemos que Estados Unidos lleva años volviéndose más y más hostil en este sentido con quienes entran al país. [Editado para añadir (un rato después de publicado): un buen momento para recordar a Bruce Schneier en Liars & Outliers: No con mi contraseña.]
10 comentarios
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O yo no puedo entrar, y viajo allá de vez en cuando. Me informaré en la embajada y con mis amigos allá, porque me resulta inaceptable
Este febrero tuve que pasar por miami y me agobié muchísimo por las absurdas medidas de seguridad. En todas partes tengo la conclusión de que, aprovechando el «terror», se han generado servicios que resultan un estupendo negocio para algunos
>> aprovechando el «terror», se han generado servicios que resultan un estupendo negocio para algunos
Sin duda, creamos artificialmente condiciones en las que determinados negocios y servicios son viables, cuando en condiciones naturales nunca lo serían. Y siempre que sea posible, se lo damos «calentito» a los amigos, sin mucho concurso público real ni transparencia…
Sí que es malo, es muy grave que te exijan el acceso a tu correo o a cualquier información que tengas medianamente protegida.
Pero sigo pensando que es una medida inútil (teatrera, si le quieres llamar jeje). Tan fácil como cambiar la contraseña que de todos modos hay que cambiar cada cierto tiempo. Y si no se quiere tener que pasar por la molestia de recordar una nueva contraseña, se cambia antes de viajar, se da la contraseña, y se vuele a restituir por la antigua una vez cruzada la frontera.
Otra cosa es que hagan ilegal el cambiarte las contraseñas con frecuencia o algo por el estilo.
Vaya, que en mi opinión veo más perturbador que te pidan la dirección de tu casa como hacen en muchísimos sitios desde hace muchísimos años (hoteles y demás), y que desgraciadamente lo vemos como algo normal.
Pero si das tu contraseña te leerán todos tus correos, que para eso la querrán, supongo. ¿Y que vas a crear una cuenta falsa, vacía de mails? A mí me parece una medida tan exagerada que hasta parece mentira, es lo mismo que si tienes a un individuo revisando todas las cartas que llegan a tu casa. Claro que no faltará el típico de turno que dirá eso de «yo es que no tengo nada que ocultar».
La falacia del «si no quieres que leamos tu e-mail es que tienes algo que esconder» no tardará en aparecer, desgraciadamente.
Como digo a Timidín Quinasa, creo que lo peor es que los que más vulnerables quedan son, como siempre, los más inocentes. Porque el que de verdad esté tramando algo ya se encargará de tener esa cuenta bien en secreto y no darle acceso a la policía de frontera.
Sí y no. A ver… si me piden un e-mail y es el e-mail con el que compré, por ej., los billetes de avión. Seguramente no sea mi e-mail. Y si estoy tramando un atentado, ya te puedo asegurar que no voy a comprar los billetes con el mismo e-mail con el que me comunico para planificar eso.
Pero el viajero promedio, el que no planea atentados ni tiene varias cuentas de correo, ni (por descontado) usa GPG, éste está jodido con una norma como ésta que al final molesta más a la persona «de a pie» que al verdadero maleante, dado que ése ya encontrará formas de burlar el control.
Es poner bajo la lupa a los inocentes… y es gravísimo. Pero bueno… a ver en qué queda este asunto. Ayer precisamente también supimos que en EE.UU. se abre poco a poco camino una propuesta para limitar el espionaje de emails sin orden judicial. A ver si prospera.
Sin descontar que eso de tener que dar el DNI para dormir en un hotel es tremendo y siempre me lo pareció.
Sí, lo de los hoteles siempre me ha parecido un abuso y tengo esa molesta sensación de estar controlado en todo momento. El mayor problema que veo a estas cosas, y precisamente sirve el caso de los hoteles para dar ejemplo, es que el ciudadano, en primera instancia contrario a la norma, se acaba acostumbrando al control según pasa el tiempo y luego ya no hay vuelta atrás al estado previo al abuso porque está conforme con el estado actual de las cosas. Así que, poco a poco, aumenta el número de las medidas de control porque las viejas no desaparecen.
No podría estar más de acuerdo, y eso tiene un nombre: tolerancia al control.
¿Quienes nos quejamos de no poder controlar lo que sucede en nuestros móviles, de no poder instalar o desinstalar o configurar tal cosa? Hay muchas personas que no se quejan porque no ven el valor, otras sin embargo: no conocen que es posible configurar las cosas al gusto, nadie les enseñó… Y para crear otra forma de hacer las cosas (en los móviles, pero también en cuanto a cómo nos organizamos como sociedad sin que ello implique vigilancia constante), primero hay que soñar con ello.
De eso que dices, se sigue que hay empezar por la educación. Los niños de hoy reciben una enseñanza que podría valer para un mundo anterior a google, los drones y el bitcoin, pero que no prepara para entender el mundo actual. Precisamente en esta nueva era de tecnología (el siglo de los ingenieros se habla), las acorraladas humanidades son más necesarias que nunca pues en juego están nuestras libertades y derechos ante nuevas amenazas que, como dices, muchos desconocen porque carecen del conocimiento técnico necesario, pero aún más personas son confiadas porque carecen del conocimiento histórico y filosófico que se necesita para estar siempre alerta y con desconfianza ante los que tienen el poder para gobernarnos. Me asusta leer algunos comentarios en algunos foros de gente con conocimientos en informática muy avanzados que les da igual y están conformes con el control tecnológico, ellos dicen sentirse seguros porque no ocultan nada. Pero no se trata de ocultar, sino de perder el poder para hacerlo, sin el cual los gobiernos se sienten seguros porque la resistencia no es posible y de información, poder y dinero para las empresas. Si es verdad que no importa nuestra privacidad, ¿cómo se explica que se gasten tantos recursos y dinero por tener acceso a ella, como ha sucedido con el caso Pitiusa? Solo podríamos ser libres si la tecnología también lo es, pero los gobiernos quieren ir en sentido contrario.
>> Sin descontar que eso de tener que dar el DNI para dormir en un hotel es tremendo y siempre me lo pareció.
A mi también me pareció siempre una aberración, y que el establecimiento tenga que pasar esos datos a diario a los cuerpos de «seguridad» del Estado, pero es algo que viene de un Decreto y un par de Ordenes de la época franquista que continúan en vigor por increíble que parezca.