Ayer en los Bocados metimos un pequeño enlace al blog de Julio Alonso, que hablaba de la Ley Lassalle y advertíamos que seguramente este esperpento será uno de los grandes caballos de batalla en libertades de los próximos meses.
El tema me parece tan relevante que quiero recoger algunos de los enlaces más interesantes que he leído sobre el tema hasta el momento:
- Julio Alonso sobre la reforma de la LPI; el enlace de ayer, vamos.
- Impagable FAQ que construye David Bravo en El Diario.
- Antonio Delgado, sobre el informe 301, también en El Diario.
- Como nota al pie a ese artículo de Delgado, el comentario de Gonzalo Martín: si los «malos» son Suiza y Canadá, quizá no estamos definiendo mal ese concepto.
El resumen es que esta ley va a destruir lo poco que la ley Sinde no rompió, y promete instaurar penas mucho más duras para situaciones que ya tienen penas durísimas. No se puede decir que sea un avance en libertades, y tampoco parece que sea un avance para la innovación y/o la cultura. Lassalle no investiga nuevos modelos para la industria del entretenimiento. Tan sólo la zombifica: ni muerta, ni no muerta, pero todavía infecciosa.
Para terminar, no dejo de acordarme del post que hace un mes titulé ¿Quién teme al lobby feroz?, al hilo de la presión institucional del gobierno de EE.UU. para que España solucione «dos problemas: el problema de la corrupción y el problema de las descargas». Ya decía yo hace un mes y medio que no me cabía duda alguna de con cuál se iba a poner el gobierno español manos a la obra y sin dilación.
Desgraciadamente, no me equivoqué.
Pero seguiremos descargando, ¿no?. Venga, esos manuales de Tor…
Claro, ése es el drama: se hacen reformas legales de espaldas a la realidad, que en lugar de asimilarla la niega. Por eso se sigue descargando, y por eso la ley es revisada cada dos años. Porque se sigue dando vueltas al concepto de ley equivocado, que nunca termina de rendir bien en el mundo digital que tenemos. Se endurece la ley, como todo sigue igual «ahí afuera» se vuelve a endurecer. ¡Nadie se pregunta si quizá conviene probar algo diferente! Más frustración, leyes más duras que no cambian nada, más frustración, leyes más duras…
Todo esto ya lo explicaba Vaidhyanathan en The anarchist in the library hace ya tantos años que da pena pensar que sigamos en las mismas.
Y lo de Tor, por más que suene a divertido desafío, es un problema: años después de que DVD Jon hiciera de las suyas, se calculaba que sólo el 1.5% de los PC tenían software instalado capaz de hacer una copia de seguridad de un DVD. Y la mayoría de las personas aún hoy no sabrían hacerlo (ni aprenderán: los soportes están «a extinguir»). ¿Y queremos que se instalen/usen adecuadamente Tor? Exclusión.