No es la primera vez que hablamos de la tasa Tobin como una de esas medidas cuya adopción tiene mucho de teoría del caos y puede acabar desencadenando la extensión de todo tipo de trucos para burlar el pago del impuesto al mover dinero a través de la frontera. Las criptodivisas, por supuesto, se perfilan como la opción más fiable.
Al ver cómo su puesta en marcha es inminente (tras la aprobación el pasado verano, ya son 9 los Estados de la UE que urgen a su entrada en funcionamiento) no puedo sino pensar que, al igual que el cierre de Megaupload traerá un afortunado renacer del p2p, la creación de un impuesto a los movimientos transfronterizos de capital impulsará el uso de sistemas ocultos entre aquellos que más necesitan hacer esto.
Y si hay un sector que mueve dinero a través de las fronteras, es el de envío de remesas, con Western Union a la cabeza. La entrada en vigor de la tasa Tobin debiera darles mucho que pensar a estos actores, por el auge que puede dar al uso de criptodivisas como Bitcoin.
Lo más relevante sobre este tema lo podemos leer en Criptodivisas, software libre y autonomía en un mundo post-geográfico.