Por mucho que lo diga la mismísima Janet Napolitano, Secretaria de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, hasta que no se apruebe oficialmente serán sólo palabras: parece que próximamente los viajeros de avión de aquel país no tendrán que quitarse los zapatos en los controles de seguridad. ¿Será verdad que el jefazo de la TSA ha aprendido algo desde su inefable estreno? Faltarían dos cosas: primero que lo aprueben y, segundo, que los mismos políticos necios que importaron esa medida sin cuestionarla, se apresuren también a importar su derogación.