Las declaraciones de diplomáticos estadounidenses en Roma que apuntaban a una posible fusión de los gaseoductos Nabucco y South Stream fueron rápidamente desmentidas por la UE y tienen toda su significación en el marco de un debate más amplio que versa sobre la (des)vinculación de Berlusconi a Putin. Algo se está moviendo, en todo caso, en un centro asiático que busca posicionarse de cara al futuro y al que Barroso, presidente de la comisión europea, dedica una visita a Azerbaiyán y Turkmenistán en la que pretende invertir la tendencia clara durante todo 2010 y conseguir caudal de gas que fluya hasta el Nabucco, que a estas alturas y sin proveedores está en una posición mucho más débil que el gaseoducto gestionado por Gazprom. Según Barroso, el país azerí se ha comprometido a vender gas para el Nabucco bajo la promesa de más visas de entrada en la UE, otros puntos de vista declaran que el éxito ha sido nulo dejando toda la responsabilidad de éxito del viaje en la reunión de hoy con en Turkmenistán, que posee las cuartas reservas gasísticas del mundo y que afirma no saber el porqué de la visita de Barroso.