Las cifras de China son apabullantes y este 2011 se presenta bien al imperio asiático: durante 2010 la balanza comercial China presentó un superávit del 35%, con unas ventas de coches que crecieron asombrosamente en 2010, pero para las que se prevé un estancamiento en 2011 al finalizar el plan renove agrícola que les dio impulso, que da paso ahora a una apuesta renovada por el coche eléctrico. Quizá por eso el plan quinquenal 2011-2015 que justo acaba de comenzar, y que tiene como mayor foco dar un mayor impulso al mercado interno chino debe ser considerado en el mismo plano que los últimos planes de infraestructuras y estabilidad social y los cortejos a Moscú y los países turcómanos, que ven potenciado su papel de pieza estratégica en el centro de Asia buscando contactos al este, toda vez que la UE no acierta a reconocer el rol regional de Ankara y, peor aún, amenaza con endurecer y cerrar más las fronteras. La rumoreada fusión de los gaseoductos Nabucco y South Stream, aunque desmentida por la UE, no haría sino reafirmar la pérdida de posiciones de la UE, compartida con la pérdida de EEUU, en favor de Moscú y China.