Un buen matiz a la divisoria entre privado y secreto.
«Piensen en esto: si están en un restaurante y van al servicio, todo el mundo tendrá una muy buena idea de qué van a hacer, así que difícilmente será un secreto. Pero, incluso si todos pueden imaginar lo que harán ahí, estoy seguro que no les gustaría que ellos realmente puedan verlo.»
– Jacobo Tarrio, on privacy and secrets.
Por el camino, le damos caña a la falacia habitual, ya saben, esa que pretende convencernos de que si te preocupas por tu privacidad es que tienes algo (malo) que esconder. Una mentira como otra cualquiera, a estas alturas no nos sorprenderemos, pero no deja de ser conveniente recordarlo de vez en cuando.
Y sin detrimento alguno para que el término privacidad defina e incluya cosas mucho menos triviales que el ejemplo anterior (por incómodo que resulte).