Tras leer Días verdes en Brunei, que me gustó muchísimo, ya tenía ganas de leer una novela completa de Sterling.
Lo cierto es que en Islas en la red Sterling desarrolla mucho más el universo que nos presentó en Días verdes en Brunei, para colmarlo de detalles. Este universo no es tan ciberpunk (en el sentido más literal: no es tan ciber, no tan futurista) como lo es el mostrado por Gibson, pero está más en contacto con la realidad actual y se beneficia, porqué no decirlo, de la mayor soltura de Sterling a la hora de escribir una novela.
El mundo de Islas en la red presenta a unos Estados que han visto cómo gracias a la red aparecían nuevos actores en la diplomacia global. Estos actores son, principalmente, grandes corporaciones que comparten el poder, la deliberación y la mesa de negociaciones con los Estados.
Sin embargo, el mundo tal y como Sterling lo muestra resulta inquietante. Caótico, violento, descontrolado, con toda la esperanza depositada en el triunfo de una suerte de gobierno global (una coalicción de Estados y corporaciones) que define el éxito en base a la asimilación de todas las regiones que no se han adherido a la coalicción.
La visión, un par de décadas después, podría parecer acertada en estos días en que bastas regiones de áfrica se muestran incapaces de frenar el control de unas tribus de piratas que obligan a los navieros a viajar con su propia defensa privada al mismo tiempo que una única familia se convierte en «el mal necesario» y es capaz de influir enormemente en la vida de miles de mexicanos. Ambos casos demuestran que cuando el Estado flaquea nuevas formas de organización surgirán para suplir esas carencias. Un problema es que los Estados suelen adaptarse lentamente y para cuando quieran darse cuenta ese tipo de situaciones pueden haberse hecho más frecuentes. Otro es que la lógica del Estado es la de reducir toda opinión disidente (pero eso es otra historia).
Evidentemente, esas nuevas organizaciones, en las que el rendimiento económico no se obvia pero no se coloca por encima del bienestar de sus miembros pueden tener oscuros trasfondos de «cártel mafioso» o, como en el caso de la Rizome de Sterling, ser admisible desde un punto de vista social.
La gran duda es: si damos por hecho que este tipo de ecosistemas de nuevo cuño pueden surgir (o están surgiendo) y que el reverso tenebroso va a desarrollarse aunque no se le dé cobertura legal (porque por eso es tenebroso y para eso van a desafiar al poder), ¿no valdría la pena dar mayor cobertura y facilidad para que las organizaciones que deban compensar la balanza no encuentren trabas para su desarrollo?
Respecto de la capacidad de reacción de los estados (excepto quizá en países cómo Finlandia, etc) de adaptarse y evolucionar a su nuevo papel global.
Para mi la única globalización a la que se han adaptado y sometido es a la de los mercados y los capitales.
En el resto no quieren tener «competencia» de ningún tipo ni siquiera de asociaciones «legales» pues tienen miedo (y con razón diría yo) de quedar en evidencia por su incompetencia.
Este tópico está muy usado pero aqui va en el lenguaje ideográfico chino la crisis se define como los simbolos de peligro y oportunidad, es decir el peligro de que todo se vaya al cuerno pero al mismo tiempo la oportunidad de reformarse y mejorar.
Por supuesto, pero eso no es sólo chino. La palabra crisis, sin ir más lejos, proviene del griego krisis y éste del verbo (también griego) krinein, que significa separar o decidir. Crisis es algo que se rompe y porque se rompe hay que analizarlo. Por eso tenemos la crítica que nos lleva al análisis y estudio de algo con la intención de juzgarlo con un criterio propio. La crisis nos obliga a pensar, analizar, reflexionar… para aprovechar las oportunidades de ese cambio. ¡Está en la palabra! :)
Muchas gracias por la reseña, habrá que echarle un vistazo al libro: precisamente eso de un mundo caótico, desesperado, que ve en el gobierno mundial la única salida posible al desorden es lo que sin duda tendremos dentro de muy poco, así que no me cabe duda de que es un libro «predictivo» que puede contener más información interesante para conocer qué nos depara el aciago mañana.
¡No me seas pesimista!
El mañana no tiene porqué ser aciago, ¡lo que no podemos es encogernos de hombros y mañana lamentarnos! Pero no tiene porqué ser aciago, de hecho ¡creo que no lo será!
Y de nada, si tuviera tiempo para leer más libros que pudieran interesar a los que seguís el blog… pondría más comentarios sobre libros. Pero la mitad de libros que leo tienen poco/nada que ver con esto, y muchos de los que leo se me quedan sin comentar por falta de tiempo incluso para bloguear… El tiempo apremia. No da tiempo a leer y comentar todo lo que uno querría ;)
Me alegra ver que eres más optimista, esperemos que lleves razón tú xD
Por cierto, el libro parece descatalogadísimo, no he encontrado quien lo venda. ¿Dónde lo has conseguido tú? Porque digitalizado no será, supongo.
Pues… sí, fue digital. Lo leí en un iLiad que, por cierto, me ha parecido un cacharro de lo más mencionable. (Éste es el primer libro que leo en un lector electrónico y no tenía experiencia previa.)
como puedo conseguir el libro en version digital????