Es evidente que con una situación económica profundamente desastrosa como la actual, cualquier discurso que promueva valores que permitan a corto y medio plazo dinamizar la economía y adecuarla de forma que nuestro tejido industrial sea capaz de generar actividad económica sostenible (esto es, rentable) está bien visto. Si además este discurso está vinculado a Internet y promete permitirnos cubrir los eslabones que generan mayor valor añadido y devolver la competitividad perdida, de forma que se garantice mejor el poder adquisitivo de las personas, mejor que mejor.
En la palabrería politicoide y marketiniana el muñeco que mejor sirve a todo esto es «el emprendedor». Sirve lo mismo para un roto que para un descosido: lo mismo se justifica el balance presupuestario del año que viene con «los nuevos emprendedores» que se los usa como justificación para inaugurar una nueva incubadora o un nuevo coworking que no dejan de ser más ladrillo y más mercado inmobiliario, la misma lepra de la que intentamos limpiarnos sin éxito hace más de un lustro.
Sin embargo, en la promoción jaculatoria del emprendedor se ha perdido el punto de apoyo desde el cual ver las cosas con perspectiva. No sé si intencionada o no intencionadamente corren como la pólvora una serie de afirmaciones no del todo ciertas sobre emprender y los emprendedores, las oportunidades que abre esto a las personas y el destino de quienes no tomen esta ruta. En este post intentaré comentar brevemente algunas de estas ideas.
-
La solución al paro es emprender.
Si estás en paro, ¿qué vas a perder por emprender? Hazte autónomo, búscate la vida. Mentira.
Si no quieres ser autónomo, no lo hagas. Si no quieres emprender y querías un trabajo por cuenta ajena, búscalo. ¿Estás en paro? Continúa formándote. Ojo, puede ser formación autodidacta: si eres programador, aprende un nuevo lenguaje; si estudiaste periodismo, haz un curso (bueno) sobre cultura digital. Y así con todo: mira qué no sabes hacer y te ayudaría saber hacer. Si no quieres emprender, gasta tu tiempo y tus ahorros en formarte, pero no emprendas sin más.
-
Si lo pruebas, no volverás a buscar «trabajo asalarido»
Todos te recomiendan que emprendas, pero ¡si no te conocen de nada!
Emprender no es para todo el mundo. No se trata ya de que todo parezca indicar que el mítico y lacónico anuncio de Shakleton jamás existiera. No. Se trata de que no todo el mundo quiere, ni tiene por qué, embarcarse en un tipo de trabajo que no entiende de horarios ni descansos planificados, en el que tus vacaciones naufragarán si no estás ágil y donde el equilibrio entre tiempo para trabajar y tiempo para la familia estará casi totalmente descompensado; en el mejor de los casos la frontera estará muy difuminada.
Tras dos años en Cartograf puedo decir que estamos muy contentos, que nos ha costado mucho seguir en pie pero aquí estamos… y que me permito el lujo de ser muy optimista de cara al tiempo por venir. Pero también sé lo que hemos pasado: las jornadas interminables, el cansancio… y sé (lo oigo en las conversaciones con amigos y conocidos) que no todo el mundo quiere algo así, y que no todo el mundo soportaría este ritmo. Eso no es mejor ni peor. Sencillamente es, pero generalmente no te lo dirán cuando te recomienden emprender.
-
Tienes que aprender a emprender, ¡pronto no habrá «trabajadores asalariados»!
El fin del trabajo asalariado es un mito muy habitual, sobre el que se ha escrito mucho (ver el The Tomorrow Project Anthology de Intel, con la colaboración de Cory Doctorow y Douglash Rushkoff, entre otros). Probablemente es un mito originado como consecuencia del boom que hace unos años hubo en torno a Internet, pero un mito al fin y al cabo.
Los primeros aficionados y profesionales de Internet tenían un conocimiento que a menudo no era valorado por las empresas, así que se lanzaron en masa a crear sus propios negocios. Actualmente, no es que cualquier empresa por mediana que sea ya conozca el valor de Internet, es que la cantidad de consultoras y agencias «tradicionales» que están a la caza de talento digital es enorme. Y para empleos tradicionales, la situación del autoempleo vs empleo por cuenta ajena no había cambiado tanto.
Hay una cierta hipocresía por parte de algunos empresarios/emprendedores que al mismo tiempo que te dicen que el trabajo asalariado se termina y que lo que hay es que ser autónomo (aunque el Estado no te lo pone precisamente fácil) están buscando la forma de hacer crecer sus empresas de forma incesante y publicando ofertas de empleo en Infojobs o cualquier otro sitio similar. ¿En qué quedamos? Quedamos en que seguramente sea una mentirijilla de las que mola decir en público. «Si no eres emprendedor no tienes futuro». Lo cierto es que no es así.
-
Con este libro sobre emprender, tú también puedes hacerlo
No es que no se pueda aprender de los consejos de quienes han montado un negocio antes que tú. Pero el aprendizaje es relativo. Abundan los casos no extrapolables, pero todos quieren extrapolar su caso a un libro para emprendedores. Es todo un nicho al alza, que calculo pendula a medio camino entre la literatura de gestión más ligera y la autoayuda más urgente.
El gran problema es que ninguno de esos libros te dirán la verdad: que por encima de cualquier truco, lo más importante es que estés dispuesto a trabajar como si no hubiera un mañana, y que ningún plan comercial te ayudará tanto como tener un buen par de amigos que te abran las primeras puertas de reunión. Por desgracia, estamos con frecuencia muy lejos de la existencia de un mercado meritocrático real.
Conclusiones
No es que montar un negocio propio no valga la pena: sí que lo vale. No es que necesites ser un elegido para ello, mucha gente puede hacerlo. Pero no es la solución a todos los problemas, y ciertamente el trabajo asalariado no se extingue. Lo que se extingue es el trabajo automatizable.
Pero existe esa gran mentira (quizá mentira piadosa en muchos casos: «si estás parado, ¿qué vas a perder con emprender»?) muy popular actualmente de que la solución al paro, a todos los problemas, y la respuesta última a la felicidad es montar tu propio negocio. Y no todo el mundo ha de sentirse presionado a seguir esa ruta.
Parece una obviedad, pero si no sientes que quieres montar un negocio propio, seguramente es que no quieres. Y probablemente no debes, porque no es lo que estás buscando. Usa tu tiempo y tus ahorros en seguir aprendiendo y ser cada vez mejor en eso que te gusta hacer. Es una milonga que no vaya a haber trabajo asalariado: lo que sucede es que no habrá trabajos «agujero» en los de esconderte para siempre del mercado laboral, ni necesidad de mano de obra que realicen tareas que sin duda alguna podrán realizar máquinas.
No quiero ser cenizo, y no quiero que me malinterpreten, pocas cosas me alegran tanto como haber dado el paso que di hace dos años, con Cartograf, pero hay una parte del discurso sobre el emprendimiento que es profundamente hipócrita y que hará a medio plazo más daño que bien a quienes buscan una salida profesional, y a todo lo que rodee a esos damnificados (personas, entorno social, …). En este post sólo intento ordenar un poco mis ideas al respecto. Es posible que haya continuación.
Lo suscribo punto por punto. Añadiría que no todo el mundo está a gusto con tomar todas las decisiones, poner la cara en todo momento (con una sonrisa), y sobre todo con vencer la ilusión de la estabilidad.
Yo estoy muy contento con mi vida de picoempresario, pero porque encaja en el resto de mi vida. No pierdo el tiempo en reuniones corporativas absurdas, pero tengo que echarle más horas que un reloj en muchas ocasiones. En mi caso, la elección fue sencilla:
1) quería hacerlo desde bastante antes de 2008, cuando empecé
2) es la manera más eficiente de mantener una actividad continuada como etnógrafo en empresas
Diría que el secreto último está en disfrutar de tu trabajo. Ese disfrute paga la incertidumbre, los sobreesfuerzos…
Muchas gracias Juan por el refuerzo. A veces me siento raro cuando critico estas cosas porque es fácil ser malinterpretado. «Cómo estás en contra de que la gente emprenda», cuando no es eso. Estoy en contra de que se venda la burra a personas que no querían esa burra y que no van a ser felices ni prósperos cuando descubran lo que han comprado.
Al final la clave es la que dices: disfrutar de tu trabajo, cuanto más mejor. Es lo que te permitirá mantener el ritmo y enjugar los sinsabores, o mantener un enfoque hacker que te permita seguir aprendiendo y mejorando.
Yo estoy a punto de dar «el salto», aunque hace tres años que incubo la idea. La primera pregunta que me hice fue: «¿Soy capaz de ser emprendedor?» La segunda fue si quería o no. Creo que preguntarse si uno es capaz es más importante que el simple hecho de quererlo.
La respuesta a la primera pregunta fue: «Sí, pero no en solitario». No sólo por una cuestión de riesgo, sino también de carácter. Es suicida emprender sin conocerse a uno mismo, es equivocarse en la selección del personal más importante de tu proyecto: tú mismo.
Yo también soy muy crítico con los que sólo ven ventajas a «emprender». Ser emprendedor es ser empresario, aunque sea uno muy pequeñito (lo de picoempresario de Juan me ha encantado) y es importante tenerlo claro. Hacienda no tiene un epígrafe especial para emprendedores. Para ellos todos somos empresarios, luego el tamaño importa pero al revés: cuanto más pequeño, más controlado, más retratado, más «jodido».
Emprender, ser empresario, es un salto valiente que debe ser afrontado con tiempo, paciencia, mesura, autoconocimiento, experiencia en la materia en la que uno se quiere meter. También importa la capacidad de asumir y calcular riesgos, y ser capaz de ir contracorriente, pero siempre con los pies en el suelo. Todo lo contrario de lo que venden los «emprendedólogos» quienes, como pequeños Coelhos de pacotilla, van soltando eso tan manido de «el universo conspirará para que consigas tus sueños». Pues no, oiga: puede ser justamente al revés.
Gracias por tanto sentido común.
Me ha gustado eso de los «Coelhos de pacotilla». Hay mucho emprendedólogo que quiere hacer norma de la excepción. Te dicen «seguimos aquí porque luché por mi proyecto», como si eso fuera lo único que cuenta; te lo dicen como el superviviente del Titanic «nadé con fuerza y salvé mi vida, es todo lo que hay que hacer para salvarse», obviando que otros cientos de personas nadaron con fuerza, y sin fortuna. Y como nadie les ha pedido consejo, la cátedra que sientan no puede sino sonar inevitablemente a sermón o a reprimenda. Ambas opciones son un muy mal comienzo.
PD. Si te animas ya nos contarás, y enhorabuena por tu blog, por cierto :)
Una cosa que ha faltado es la red: en mi caso, la supervivencia de online and offline depende de la red acumulada antes y después de crear la empresa. Una red de picoempresas y otras organizaciones está compuesta por nodos de transmisión de información convertible en trabajo y de trabajo. A veces me piden trabajo, a veces pido trabajo. Pero sin ella, nosotros no habríamos sobrevivido
Muy buen post, aunque parezca obvio hay que decirlo más: todos somos distintos y cada uno necesitamos cosas distintas para ser felices.
Y ahora mi visión de este tema como trabajador por cuenta ajena. yo aquí he venido a hablar de mi libro, jeje.
Es cierto que emprender no es para todo el mundo. Es cierto que a no ser que tengas ese runrún desde hace tiempo y haya mercado para lo que pretendes vender posiblemente no sea una buena idea meterse en algo que va a inundar tu vida completamente.
Pero creo que si decides trabajar por cuenta ajena quizá sea bueno que te lo plantees de una manera distinta a la que comentas de los «trabajos agujero» tradicionales. Me explico, yo me veo a mi mismo como mi propio producto, invierto tiempo (mucho) en mejorar lo que se hacer y en ampliar el abanico de lo que se hacer. No soy un emprendedor, pero si que estoy en el mercado. Y esto tiene implicaciones. Hay que investigar si tu producto (lo que sabes hacer) tiene salida en el mercado actual y a qué precio.
Por otra parte, a las empresas para las que he trabajado siempre las he visto como mis clientes. Clientes a largo plazo, pero clientes al fin y al cabo. Con los clientes se tiene una relación comercial mientras satisfaga a las dos partes. Por lo que hay que esforzarse por tener contenta a tu empresa, pero también hay que ser consciente que la situación puede cambiar y te tocará buscar otro cliente.
Por eso siempre que he aceptado un trabajo he tenido un ojo puesto en lo que iba a aprender y como me posicionaba para el próximo empleo. Es decir, trabajar por cuenta ajena no implica que renuncies a cierta visión estratégica.
Y ya por último, me está quedando un poco largo, siempre hay que mantener un ojo en como evoluciona el mercado. Pueden surgir oportunidades que perderías si no estás atento y también te puedes estar metiendo en callejones sin salida sin ser consciente. Creo que es importante seguir buscando trabajo mientras trabajas, para no perder la capacidad comercial de venderte y para saber qué es lo que se está buscando en cada momento.
Pues muy valioso tu comentario, porque es exactamente eso: cada uno tiene prioridades y formas de hacer las cosas, y todo está bien mientras aquello que hagamos tenga sentido para nuestro entorno (y a ser posible, mientras disfrutemos con ello). Está claro que si el objetivo es es un trabajo que te permita aislarte del mundo, un agujerito en el que pasar los días sin pena ni gloria, sin esfuerzo ni sufrimiento… pues de eso habrá poco.
> Creo que es importante seguir buscando trabajo mientras trabajas, para no perder la capacidad comercial de venderte y para saber qué es lo que se está buscando en cada momento.
Me quedo con esto que mencionas porque es importante: no se trata de estar cuan mercenario en un proyecto, sino de no desconectarse de la realidad. Estar al día de lo que valemos nos debe servir de advertencia sobre si nos estamos quedando «anquilosados» en conocimiento. Y por supuesto, ante la eventualidad de un despido, el ser capaces de ver/aprovechar alternativas no nos hará mal.
Hace poco un amigo me contaba que su pareja (programadora ella) lleva toda la vida trabajando en una gran empresa y gestionando bases de datos a un nivel alto, ultraespecializado en Oracle. Esta chica encontró un trabajo chulo hace muchos años, se especializó y se olvidó del mundo… y hace un poco de tiempo se da cuenta de que si Oracle por el motivo que sea cae en desgracia, ella va al agujero. Así que decidió ponerse por su cuenta a aprender nuevas tecnologías de bases de datos… y ahí está. Es una historia con final feliz: por una parte porque nuestra protagonista sigue en su empresa trabajando con productos Oracle y en realidad nada hace prever que eso vaya a cambiar, pero sobre todo porque si algo llega a suceder, en los últimos 2 años esta persona se ha preparado para seguir siendo valiosa a cualquier otra empresa.
Lo que comentas es importante porque shit happens y no pocas veces cuando hay EREs y despidos de trabajadores con muchos años de antigüedad en una empresa el primer lamento es «y qué hago yo ahora, si llevo en esto media vida y ya no sé hacer otra cosa…». Es una situación complicada e indeseable, pero si de alguna forma se puede paliar el golpe es preparándote con antelación :)
No existe una receta para el éxito. No hay dos personas iguales, no hay dos sectores iguales, no hay dos situaciones iguales.
Emprender es mirar largo rato al inmenso océano, quitarse la camisa y echarse a nadar en un mar donde puede haber tiburones. Si tienes suerte llegarás a la orilla opuesta sano y salvo. Si no la tienes se te comerán los tiburones. Solo dos cosas son seguras: si no nadas te ahogarás y si te buscas pleitos con los tiburones pues te comerán.
Como digo: no hay receta para el éxito. Solo hay obviedades: trabaja como si no hubiera mañana y no hagas cosas claramente estúpidas.
El resto es suerte.
Tengo la sensación de que, en los últimos años, el proceso por el cual los conceptos de moda son sobreexplotados, pervertidos, todo el mundo se acaba dando cuenta y el concepto acaba por el barro, se ha acelerado a toda velocidad. Siendo malvado: cosas como ‘community manager’: hace seis años no existía, hoy ya ha pasado por todo el proceso.
Con el emprendimiento pasa lo mismo. A toda velocidad, el discurso del emprendimiento ha prendido (está en boca de todos, políticos, anuncios de bancos, herederos de fortunas familiares), ha sido descontextualizado (no, ponerle «Valley» a tu incubadora de provincia no trae aquí nada del contexto de California, que es el contexto en el que los consejos californianos funcionan), ha sido pervertido (la entrepreneurstar con sus manuales de autoayuda, que pasan la frontera del «inténtalo» y entran en la del «no consigues cosas por demérito tuyo» que es tan útil para camuflar la necesidad de reformas), y empieza a ser desenmascarado.
El día que yo diga lo que verdaderamente pienso de esto, me echan de Occidente. :-(
Todo esto hablando del discurso del emprendimiento, que es muy diferente de emprender.
Una lástima que David y Eva no os animéis a dar confes sobre emprendedores… iba a durar el espectáculo de las confes sobre el tema 2 días, pero sería para bien ;)
Jeje, quizás me lance a una gira de conferencias sobre emprendeduría en los parques y jardines de nuestras ciudades (dudo que nadie me deje un auditorio con techo gracias a mi mensaje tan «nuevo traje del emperador»). Si lo hago, prometo que para llamar la atención y conseguir público me llevaré una trompeta, una cabra y una escalera :)
Bastante en línea con el artículo pero haciendo algunos matices «disruptivos» a la vista de los comentarios. De los comentarios, me ha encantado el de Fer y el párrafo primero de DavidM en gran medida. El resto también pero me han resonado más esos dos.
Comento: En mi opinión, potencialmente, TODO el mundo puede emprender. TODOS. La clave está en la persona y sus potencias. Por tanto, una cosa es la realidad sociológica y otra cosa es la potencial. Así que depende de la clave en que leas a los emprenderólogos que habéis dicho, sacas una conclusión u otra. Lo que quiero decir es que depende de las disposiciones, habilidades y, sobre todo MOTIVACIÓN de la persona y sin ésto hay poco que hacer claro, pero es que sin eso tampoco se es un buen empleado. Y este aspecto a veces queda soslayado. Por eso me ha encantado el comentario de Fer o el ejemplo de Oracle de José, porque, sin ser intraemprendedores, los empleados son empresarios de sí mismos y, por tanto, emprendedores de algún modo.
Efectivamente, hay un buen número de personas que no pueden emprender: personas demasiado mayores, gente con depresión, otros faltos de algún tipo de inteligencia estratégica etc.. Así que la premisa es partir de lo posible y no de lo real. Una persona con depresión puede sanar; una persona mayor puede encontrar su sistema (tengo una emprendedora de 69 años, no digo más), alguien falto de habilidades puede contratar un coach o ir a un psicólogo… etc.
En definitiva, yo sí comparto el mensaje generalizado de que hay que emprender pues esto no se limita a ser empresario. Hay que ser emprendedor para educar a los hijos, para estar en la sociedad civil, para implicarte y para ser una buena amistad. Todo lleva esfuerzo sí, pero se puede aprender. Pero es que además es muy importante animar a la gente a que sea empresaria porque en este país la gente está narcotizada y el papá Estado ya vemos de lo que es capaz. Las manifas sirven pero tienen un alcance limitado. Es importante crear la percepción de que la gente tiene capacidad para vertebrar sus ideas y rentabilizarlas.
Ahora bien, nos hemos creado una sociedad sin voluntad donde el Sistema tiene que arreglar la vida de las personas no de manera subsidiaria sino de manera principal y eso no encaja en actitudes como las que describe Fer o José.
Emprender, puede hacerlo cualquiera pero si vas a hacer algo tienes que: a) quererlo; b) disciplinarte; c) aprender. Si no reúnes esos factores es que no quieres emprender y no debes ser emprendedor.
Por tanto, cuando leo esas afirmaciones tan generalistas simpre pienso que van dirigidas a quien se lo tome en serio y ponga remedio a sus carencias.
Todo esto me ha recordado al ejemplo que ví en un reality de este hombre que, siendo disminuido psíquico, seuo, montó una cafetería (puede que con ayuda de la comunidad, pero ahí está): http://morethancoffee.net/ por cierto ahora hace caterings por lo visto.
Y un último apunte: A veces pienso si somos tan críticos por estar en España. En otros países, la sensación que tengo es que rige mucho más que si quieres, puedes. Pero has de querer.
Desde luego siempre habrá charlatanes que manipulen en su favor y vicien una palabra tan increíble pero lo mismo pasa en tantas cuestiones que no merece la pena elevar la ¿excepción? a norma.
¿Y si la gente que no puede es porque erraron y los demás se empeñaron en decirles que no valían en lugar de ayudarles a levantarse?. Puede que no todo el mundo valga pero también a veces nuestra mirada es bastante limitada sobre el potencial oculto de las personas. Como decíais, si alguien encuentra su pasión, puede encontrar su elemento: http://www.amazon.es/El-elemento-Descubrir-pasi%C3%B3n-cambia/dp/8499083900/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1383139754&sr=1-1&keywords=el+elemento Y a lo mejor es que hace falta que todos ayudemos más en esa línea.
Un saludo,
Muy de acuerdo con lo que comentas, Carlos: hemos creado una sociedad poblada en su mayoría por adultos infantilizados a los que el discurso heroico del emprendedor no les cala porque se ven lejísimos de ese retrato. Yo comparto que hay que buscar lo que uno quiere hacer, y una vez identificamos eso… trabajar-trabajar-y-trabajar.
Mi experiencia fuera de España es limitada, aunque he vivido en varios sitios y conozco muy bien otros, siempre fue desde el ámbito de la investigación académica. No sé cómo se juzga, critica, o evalúa la actitud emprendedora en otros ámbitos más cotidianos.
Yo, siendo MUY cínico (y en estos temas, lo soy), diría que el discurso épico del emprendedor está diseñado precisamente para calar entre adultos infantilizados, con resultados desastrosos. Lejos de ser excepción, viciar este lenguaje me parece la norma.
En última instancia, yo no soy pro-emprendizaje al 100%. Eso puede ser una política buena a corto y medio plazo, pero a largo puedo permitirme pensar utópicamente.
Y a largo plazo no hay que fomentar el emprendizaje. A largo plazo, lo que yo fomentaría, serían los modos intermedios.
Ahora tenemos la dicotomía empresario-trabajador (incluyamos autónomos y liberales en el primero, funcionarios en el segundo), que se despliega en las dicotomías decidir-ejecutar, beneficios escalables-sueldos invariables. Ese es el marco implícito en cualquier discusión como ésta, y está viciado, como todos los marcos dicotómicos. Hay que aceptarlo a corto plazo, pero si esperamos que cambie, hay que criticarlo desde el inicio. Creo que hay que fomentar una gama de formas intermedias, de repartos alternativos de responsabilidad, autonomía y beneficios. No hay justificación alguna para que no existen.
Sin eso, estamos abocados a la épica randiana. Aceptemos el marco a corto plazo, pero no caigamos en eso.
Todo después del segundo párrafo estaba dentro de unas bonitas etiquetas que decían PROVOCACION y que el sistema ha borrado. :-D