El día de reyes Manuel Castells, sociólogo que fuera investigador en Berkeley durante 24 años y actual director de investigación de la UOC, fue entrevistado por El País y aún no lo había comentado, pero es una entrevista imperdible. Aquí pongo algunas de las preguntas/respuestas:
Pregunta. Esta investigación muestra que Internet no favorece el aislamiento, como muchos creen, sino que las personas que más chatean son las más sociables.
Respuesta. Sí. Para nosotros no es ninguna sorpresa. La sorpresa es que ese resultado haya sido una sorpresa. Hay por lo menos 15 estudios importantes en el mundo que dan ese mismo resultado.
P. ¿Por qué cree que la idea contraria se ha extendido con éxito?
R. Los medios de comunicación tienen mucho que ver. Todos sabemos que las malas noticias son más noticia. Usted utiliza Internet, y sus hijos, también; pero resulta más interesante creer que está lleno de terroristas, de pornografía… Pensar que es un factor de alienación resulta más interesante que decir: Internet es la extensión de su vida. Si usted es sociable, será más sociable; si no lo es, Internet le ayudará un poquito, pero no mucho. Los medios son en cierto modo la expresión de lo que piensa la sociedad: la cuestión es por qué la sociedad piensa eso.
P. ¿Por miedo a lo nuevo?
R. Exacto. Pero miedo, ¿de quién? De la vieja sociedad a la nueva, de los padres a sus hijos, de las personas que tienen el poder anclado en un mundo tecnológica, social y culturalmente antiguo, respecto de lo que se les viene encima, que no entienden ni controlan y que perciben como un peligro, y en el fondo lo es. Porque Internet es un instrumento de libertad y de autonomía, cuando el poder siempre ha estado basado en el control de las personas, mediante el de información y comunicación.
Tan sólo esas respuestas ya describen plenamente el grado de tecnofobia existente desde el poder y que aquí hemos relatado a menudo ya sea hablando de debates preelectorales o hablando de la caza de hackers (con bola extra). Pero no sólo queda ahí, habla de la sensación de pérdida de una masa social creciente que no se ve representada en sus políticos y de cómo éstos se empeñan en dos cosas diferentes pero que sirven a un mismo objetivo de control: (1) controlar la red, o al menos vigilarla cuanto más mejor y (2) mantenernos unidos a una cultura nacional con una mano mientras nos fuerzan a trabajar en el extranjero y nos someten a fuertes presiones migratorias (cosas, todas ellas, incompatibles con el desarrollo de una «cultura nacional») con la otra.
R. Se extiende la idea de que las instituciones centrales de la sociedad, el Estado y la familia tradicional, ya no funcionan. Entonces se nos mueve todo el suelo a la vez. Primero, la gente piensa que sus gobiernos no la representan y no son fiables. Empezamos, pues, mal. Segundo, piensan que el mercado les va bien a los que ganan y mal a los que pierden. Como la mayoría pierde, hay una desconfianza hacia lo que la lógica pura y dura del mercado le pueda proporcionar a la gente. Tercero, estamos globalizados; esto quiere decir que nuestro dinero está en algún flujo global que no controlamos, que la población se ve sometida a unas presiones migratorias muy fuertes, de modo que cada vez es más difícil encerrar a la gente en una cultura o en unas fronteras nacionales.
Reconozco que yo soy uno de esos escépticos, de los que desconfían de las estúpidas nociones de patria y patriotismo pero a la vez no alcanzan a comprender (porque de verdad no lo entiendo) que el libre mercado que se nos vende como alternativa sea capaz de ofrecer a todo el mundo lo que necesita, sin injusticias aún mayores que las actuales.
Y antes de aburrirles del todo les dejo con Manuel Castells y su entrevista que es muy interesante, no se la pierdan.