El hombre que ven en la foto, el general Michael Hayden, es el nuevo director de la CIA. Los analistas políticos pierden el tiempo estos días con sesudos análisis para discernir el significado que tiene el hecho de que un militar haya sido designado para tal cargo; como si eso fuera importante y las cosas fueran a ser distintas. Lo que realmente tiene significado en el ascenso del general Hayden es su trayectoria en el mundo del espionaje digital y el nombramiento es todo un signo y una prueba de la evidente predilección de Bush y su entorno por las nuevas tecnologías -y la capacidad represiva que ofrecen- como vía de perpetuación en el poder dentro y fuera de su territorio.
Hayden, durante su etapa al frente de la NSA, es responsable del espionaje al que han sido (¿están siendo aún?) sometidas las comunicaciones de los ciudadanos estadounidenses tras 11-S, más de 200 millones de ciudadanos han estado bajo la lupa estos años y el escándalo (recientemente destapado) ha sido tal que incluso algunos sectores del partido republicano se mostraron en contra. Pues bien, este individuo, cerebro de la red de espionaje más grande del mundo ha recibido la merecida recompensa al trabajo bien hecho: Desde hace unos días es el nuevo jefe de la CIA.