«Casi todas las ciudades han presenciado alguna variante de la toma tridimensional, si no en edificios enteros, en autobuses, tranvías o taxis. Sin embargo, a veces resulta difícil mostrar rechazo ante esta expansión de las marcas, después de todo, hace décadas que la mayoría de estas vías y vehículos llevan alguna forma de publicidad. Pero en algún momento éste orden quedó trastocado. Ahora los autobuses, los tranvías y los taxis, con ayuda de la imaginación digital y grandes cantidades de adhesivo de vinilo, se han convertido en anuncios sobre ruedas, conduciendo a los pasajeros a su destino dentro de barras de chocolate o de chicle, tal como Hilfiger y Polo convirtieron la ropa en anuncios para vestir.»
Al hilo de los excesos publicitarios, un fragmento de un libro muy recomendable.