Los chips RFID no son seguros. Partiendo de ahí cualquier intento de introducir esos chips en documentos legales, de uso obligado y conteniendo información sensible tiene que ser muy meditado y necesita de la población una reflexión profunda antes de aceptarlos, pues tienen en realidad una finalidad mucho más profunda. Esto es lo que hay. Llamadme paranoico, perseguidme. La tecnología RFID tendrá caras buenas, pero entre las malas (y no son pocas ni poco importantes) son herramientas de espionaje y seguimiento. Y los gobiernos lo saben, y los quieren implantar pase lo que pase. ¿No?
Sucede que Lukas Grunwald (creador de RFDump, software libre para manipular RFID que ya comenté en su día), un investigador que en 2004 ya consiguió manipular etiquetas RFID, ha vuelto al ataque. Ahora no se conforma con manipular etiquetas RFID del montón. Ahora se dedica a clonar pasaportes alemanes, por ejemplo… el suyo (Wired -> Kriptopolis). Eso no es nada nuevo, los holandeses fueron crackeados hace mucho tiempo, igual que se clonaron los chips RFID para implante subcutáneo.
Aquí ya comentamos las ridículas excusas puestas por el gobierno alemán para introducir los pasaportes RFID («los anteriores no cabían en los cajeros automáticos») que ahora están siendo clonados. La tecnología RFID es barata, las empresas quieren ahorrar dinero y se alían con los gobiernos que siempre quisieron control. El abaratamiento de la tecnología hace posible ciertas cosas.
En lo que a mí respecta, si alguien puede clonar mi pasaporte RFID yo evidentemente me niego a tener ese tipo de documentos. Más que nada porque yo sólo quiero ser responsable de mis actos (no de aquellos que realice alguien que dice ser yo). Pero en esas estamos, igual si todos fuésemos con RFDump a un centro comercial y trasteásemos las etiquetas para llevarnos un MacBOOK Pro por 300, al menos alguno vería que no todo son ventajas, ¿quién sabe! Será cosa de modificar un par de etiquetas de nada…