Leo un post de Fernando Tricas muy interesante donde describe algunos aspectos sobre el modo en que la tecnología que usamos para comunicarnos e informarnos influye sobre lo que percibimos. La forma en que la tecnología nos muestra la información condiciona significativamente el modo en que la percibimos.
Recomiendo su lectura, aunque tan solo sea porque me ha sido inevitable pensar que todo lo ahí expresado ya lo dijeron Lessig en Code is Law y Lanier en You’re not a gadget, libro que ya comentamos por aquí.
Además, también se mencionan esos trucos sucios propios de las máquinas tragaperras de los que ya hablamos hace un tiempo al hilo de la necesaria reducción del tiempo que usamos aplicaciones y servicios diseñados para exprimir nuestro tiempo y atención, incluso a costa de no servirnos bien.
Hace poco leí «Irresistible», de Adam Alter, y fue una pequeña fuente de iluminación. Siempre estuvo ahí la sensación de que algunos servicios ejercen una suerte de manipulación para evitar que se pueda salir del redil. Pero nunca imaginé lo criminal de las técnicas que usan para exprimir, segundo a segundo, todo jugo de atención.
Como esboza Fernando en su artículo, debemos conocer nuestras debilidades psicobiológicas, ser conscientes de que son profundamente explotadas —y del cómo— y, a partir de esas premisas, aprender a gestionar nuestro tiempo, en el sentido de poner límites a todos esos continuos artificios y estímulos externos.
No leí ese libro, pero me lo anoto sin duda. ¡Muchas gracias por mencionarlo!