A nadie se escapa que en los últimos meses los servicios de atención al cliente de multitud de empresas transnacionales que operan en España se están desplazando a terceros países, generalmente iberoamericanos, donde un teleoperador puede cobrar entre una quinta y una décima parte de lo que cobra en España. Bueno, vascos y catalanes tienen una puerta trasera para conseguir que les atiendan desde españa, aunque no logren evitar esto, jeje.
Esta deslocalización tiene un problema asociado a nuestra privacidad, y es que la LOPD establece que en caso de que los datos personales de los clientes salgan de nuestro país, tendrá que asegurarse que la legislación en materia de protección de datos de los países receptores es, al menos, tan restrictiva como lo es la LOPD española.
Está claro que esto no siempre se cumple y la genial Ana Tudela (la misma periodista que ha destapado progresivamente el entramado de la SGAE) ya nos habló de ello hace unas semanas: Los datos personales de los españoles hacen las américas.
Yo he llegado hasta esta página de Deslocalización siguiendo el rastro a nuestra LOPD y las consecuencias de los traslados de callcenters a terceros países, pero no deja de ser muy importante pensar que además de los problemas legales y para nuestra privacidad (que es por lo que yo he llegado hasta esta página) relacionados con esta actividad existe un problema laboral: multitud de personas quedan sin trabajo.
Vale, vale. Podemos mirar desde el punto de vista solidario y alegrarnos porque allí mucha gente encuentra un trabajo. Lo haría si ese ahorro en costes de personal se reflejara en disminución de tarifas, pero es que eso no sucede.
Mientras no se garantice nuestra privacidad y no se ajusten las tarifas a la reducción de costes que el traslado conlleva no miraré a estos procesos de deslocalización con buenos ojos.
***No se pierdan la sección de Preguntas Frecuentes sobre protección de Datos. Muy recomendables.