Primero vinieron a por los perritos, y tragamos. Luego sustituyeron el trato humano de las clases más bajas de la sociedad por seguimiento y espía mediante RFID (delincuentes, presos, enfermos terminales). Nos obligaron a todos a usarlo para hablar por teléfono.
Ahora, ZDNet nos avisa que en la Universidad de Washington van a seguir a todos los estudiantes universitarios mediante RFID. Aquí hace ya 8 meses que comentamos el seguimiento de universitarios empleando RFID + WiFi.
¿Dónde está el matiz respecto de presos y enfermos terminales? La diferencia es que esa era la puerta de entrada: el falso motivo para apoyar la aceptación de un sistema inaceptable. Ahora que parecen tener éxito implantándolo a las capas bajas y obligando al resto a usarlo para subir al bus o al metro, desvelan poco a poco el resto de la historia: un estudiante universitario ya no es miembro del más bajo estrato social, más bien está lejos de eso. Si monitorizan y espían a un universitario, ¿qué te hace pensar que no te espiarán a tí? Es el problema de aceptar esos usos «preventivos» en presos y enfermos sin cura: desarrolle un método para condenar fascistas sin juicio previo y pronto no se aplicará sólo a los fascistas.
Esto está sucediendo en EE.UU., pero no se crean: aquí, por cortesía de un estado negligente, nada impide que este tipo de sistemas se implanten más pronto que tarde. Necesitamos leyes que regulen el uso de la RFID. Y no lo digo sólo yo, en palabras del supervisor europeo de protección de datos la autoregulación no funcionará.