Los implantes subcutáneos de microchips están a la vuelta de la esquina. Cuando yo era pequeño los implantes subcutáneos sólo existían en algunos juegos de rol y se usaban para favorecer a tu personaje en algunos aspectos, aunque a un alto precio: Perdías en parte control del personaje, que pasaba a ser un esclavo de la corporación.
Aquello eran juegos, pero la esencia de los que ahora amenazan con inundar la realidad es la misma: Te ponen un microchip con la excusa de alguna ventaja (¡que me la enseñen porque no la veo!) y pasan a controlarte. Aquí ya hemos hablado de una patente de IBM que permite el seguimiento de personas empleando chips RFID, en general hemos hablado mucho de RFID, pero últimamente hay mucho movimiento en este tema y si hace unos días era Álvaro Uribe, presidente de Colombia, el que proponía el implante de microchips a los emigrantes colombianos que marchen a EEUU (Gracias, Acalpixca), algo ya bastante preocupante (menudo presidente, mirando por el bien de sus ciudadanos), ahora es quien nos pone en alerta al proponer el implante de estos dispositivos a todos los inmigrantes que entren en EEUU. Y en VeriChip como locos de contentos con la idea, por supuesto.
En un momento en que EEUU está siendo recorrido por los gritos de una comunidad latina cada vez más numerosa y más cabreada con los neocon que tienen el poder, una solución de este tipo se plantea como algo brutal, y lo que es peor: No parece del todo imposible que en algún momento se decidan a dar el paso.
En palabras de Katherine Albrecht, autora del libro Spychips que pronto estará disponible en castellano, «los fabricantes de VeriChip han estado planeando un día como éste. Han perdido millones de dólares intentando vender su invasivo producto a Norteamérica, y ahora ven una oportunidad en la desesperación de la gente de América Latina»
