«La posteridad se esfuma. En el caso Eldred contra Ashcroft ante el Tribunal Supremo de los EEUU el año pasado, el tribunal halló que el 98 por ciento de las obras con copyright ya no generan ingresos para nadie, pero que averiguar a quién pertenecen esas viejas obras con el grado de certeza que a uno le gustaría cuando un error significa el apocalipsis económico total [por las demandas por infracciones de de copyright] costaría más de lo que uno podría ganar con ellas. Esto quiere decir que el 98 por ciento de las obras expirará mucho antes de que lo haga su copyright.»
– Cory Doctorow (via JA Millán)
¿Cuál es el problema? El 98% de las obras que tienen restrigida su copia mediante leyes nefastas como nuestra LPI no dan rendimiento económico para los editores y en muchos casos ni siquiera se sabe a quién pertenecen los derechos de monopolio y explotación exclusivos. Como consecuencia no vale la pena ir a juicio para ver a quién pertenecen (porque ya hemos dicho que no darán beneficios económicos) y como no se sabe a quién pertenecen los derechos o no dan beneficio pues nadie las edita para no pillarse los dedos en un juicio. Una cosa por otra y la casa sin barrer.
El 98% del caudal cultural de nuestra sociedad se pierde por culpa de leyes mal diseñadas, tremenda obsoletas en nuestro tiempo, cuando la solución legal para que toda esa riqueza no se pierda ya existe: tanto la aproximación que realiza el copyleft como la que se realiza desde el dominio público salvarían de la quema a todas esas obras.
¿Hasta cuando va a ser así? ¿De verdad queremos vivir en Farenheit 451?
Un mundo donde sólo hubiese copyright es malo igual que lo sería uno donde sólo hubiese copyleft. Es similar a la cuestión del software libre y privado. Recientemente, Jim Zemlin, presidente de la Linux foundation, ha admitido que el software libre y privado funcionarían bien en duopolio.
No estoy seguro de que ahora mismo estemos preparados para olvidar el copyright, más que nada a nivel psicológico, porque a nivel técnico todas las artes masivas tienen posibilidades de adoptar modelos abiertos. El problema es que aún nos creemos las tonterías del autor-genio que es capaz de sacar algo de la nada, y claro… con ese caldo de cultivo nos dan las leyes que quieren. Cito un fragmento del «Manual del copyleft» que lo define perfectamente:
Si has estudiado ciencias o te dedicas a ello conocerás bien la situación y no queda más remedio que admitir que eso es completamente cierto.
Por otra parte, que Linux y el software privativo puedan funcionar bien en Duopolio no significa que el privativo sea justo. Para rematar la jugada la Linux Foundation, aún siendo válida, es una organización que acabará mal. Mira su panel de directivos… Intel, AMD (las dos firmes partidarias de meter el DRM en el hardware -Trusted Computing-), ¡hasta un directivo del Bank of America!
No sé porqué me parece que es una organización que no se puede ignorar, pero que tiene ya suficiente contrapeso del establishment como para mojarse más que eso ;)
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de los cuales no puede ser identificado o localizado por alguien que quiera hacer uso de la obra de una manera que requiera consentimiento del titular de los derechos» [5]. El problema es el 98% de las obras que tienen restringida su copia, son obras