Mucho se ha hablado en los últimos tiempos sobre los controvertidos plane del gobierno húngaro presidido por Viktor Orban de aprobar una ley que «destruiría la libertad de prensa». Se ha hablado tanto que las presiones de la Comisión Europea consiguió que Orban reculara en sus planes para alegría de los detractores de aquella ley. Pero luego está la adopción por parte del Estado francés de la Ley Loppsi 2, una revisión endurecida de la (ya muy dura) ley Sarkozy. Ésta prevé cerrar medios digitales sin control judicial. ¿Dónde están las protestas del europarlamento y la Comisión en el caso francés? Evidentemente, hay diferentes baremos a la hora de medir cómo se gestionan libertades, en función de cuánto poder se tiene.