Una de las maravillas de la web es que resulta sencillo hacer aplicaciones interoperables entre plataformas. Esto es, podemos diseñar una página web, incluso una compleja aplicación web, y si nos atenemos al diseño con estándares, probablemente no habrá ningún problema para usarla, independientemente de que accedamos a la misma desde Linux, Windows, Mac, o nuestro móvil con Android o iOS. Como consecuencia de esto y del abandono al que Microsoft empujó a su Internet Explorer, se hizo un énfasis necesario en que lo que verdaderamente importa es el navegador, que es el cuello de botella que ha de ser capaz de entender los estándares.
Esta situación tiene una ventaja: reduce costes. La Red lo es todo acerca de un nuevo mundo de posibilidades, acerca de más personas accediendo al mercado y siendo capaces de ganarse la vida por sí mismas, aunque tuvieran unos recursos iniciales muy limitados. Una de las maravillas del «edítalo una vez, léelo en todos los dispositivos» es que reduce los costes de edición y publicación. La edición digital va más allá de blogs y nuevos medios. La nueva edición digital abre la puerta a nuevas formas de edición de libros a precio reducido. Tanto la primera como la segunda faceta de la edición digital sufren en tiempos recientes de un problema creciente y peligroso: la fragmentación de plataformas.
Así, lo mismo que el impulso a las tiendas de aplicaciones en detrimento de la web está dañando a los medios digitales, que en esa inexplicable carrera de la rata podrían estar matándose a sí mismos, el editor online ve multiplicados sus costes al tener que maquetar los libros digitales para cada plataforma que apuesta por un formato propio e incompatible. La promesa de «edita una vez, léelo en todas partes» nunca ha estado más en entredicho.
Y no creo que sea inocente ni equivocado. Los medios entran al juego porque quizá no tienen otra opción: en la web se diluyen y son irrelevantes, cada vez más buscamos las noticias nosotros mismos y saben que tienen que asaltarnos por el camino. En este contexto, la fragmentación de publicaciones les supone a ellos un coste asumible, y a resto los deja fuera de juego; es un truco viejo. Es verdad que caminan por el filo de la navaja, pero están comprando tiempo.
Y lo peor es que no está justificado. Aplicaciones complejas se benefician, sin duda, de ser nativas para cada plataforma de móvil. Pero la mayoría de las aplicaciones son simples, envían una petición a un servicio web o reciben un flujo de información por RSS. ¿Hacía falta, entonces, sacar una aplicación nativa para cada plataforma, con el coste adicional (innegable, tiempo, esfuerzo, rediseños obligados) que conlleva? ¿Hace falta empaquetar un libro como aplicación de Android cuando me puedes pasar todo el contenido en ePub o, caso de ser una suscripción, mi nuevo capítulo vía un RSS sólo para suscriptores? ¿Qué parte de la obligación de maquetar el libro varias veces en formatos propietarios como el Kindle podríamos estar ahorrando en el precio final?
La fragmentación de plataformas es un nuevo-viejo problema. Recuerden el Write once, run anywhere de Sun y su Java. Durante un breve lapso creímos que había quedado atrás, pero parece que delante tenemos más, y no menos, fragmentación. Con los problemas que arrastra la misma.
Porque los tenemos delante. Probablemente no sea estrictamente necesario, pero parece que estás out si no tienes una App. Todo sea por estar a la moda, si bien esta tiene un elevado coste en términos de reducción de mercado y competencia. Pues ésa es la consecuencia de la fragmentación de plataformas para contenidos digitales, tanto libros como medios. El coste que añade es una barrera de entrada cuando pensábamos que esas barreras ya estaban por caer. Y es posible que no sea estrictamente necesario hacerlo así, pero supongo que hace falta para ir a la moda, aunque los beneficios de todo esto sean más bien problemas. Beneficios negativos que dirían por ahí; esto es, beneficios, pero en la dirección incorrecta.
Jose, a los ejecutivos modernos el aparentar les mata y están demasiado ajetreados y hasta las cejas de cafeína para poder pensar las cosas. Ergo, muchas cosas se hacen para aparentar, para «apantallar» o impresionar a otros potentados ejecutivos o gobernantes igual de encafeinados, presumidos, poco profundos y cortomiristas. Esto explica muchas cosas en el mundo moderno…Conozco instituciones que han creado apps (para iOS, por supuesto, que el resto no existe al no ser tan cool) que son una traslación 1-1- de un PDF no ya estático, ¡hierático!
Hay solo un tipo de problemática que para mí sí amerita una app. De hecho le estábamos dando vueltas mientras desayunábamos esta mañana (¡lo malo de sentar a dos analistas en una misma mesa es que nos podemos a analizar problemas!). El problema en cuestión era de índole doméstico pero el meollo del asunto era: información actualizable por más de una persona + el poder acceder a ella (o parte) desde el teléfono incluso sin cobertura, tirando de la versión de los datos disponibles en el último momento que el teléfono tuvo conectividad. Vamos, un clásico, y eso está bastante bien resuelto en las apps para smartphones.
¡Si se te ocurre una manera de solucionarlo, comparte! :)
Bueno, pero ahí tienes ya co-edición de documentos para un proyecto el que sea. ¡Eso es complejo! Pero ¿cuántas Apps de medios son, sencillamente, el Feed remaquetado? Imagino que se puede intentar que la App corra contra un repositorio «git», ¿o es demasiado pedir? El sistema sabría a cada edición qué líneas borrar y escribir y cosas así… y si por error se sobreescribe un fichero o tras una reunión se decide volver a una versión anterior, se da marcha atrás.
Lo bueno de ser analista y juntarse con otra analista pa echar un café es que ya desde el café uno mantiene conversaciones interesantes, ¿no? ;)
La mayoría de apps son contenidos remaquetados, algunos ridículos por ser estáticos (mi ejemplo) y lo que tú mencionas, que son feeds remaquetados.
La solución a mi problema es buena – tirar de un controlador de versiones.
Saludos!!
No lo soluciona todo. Muy bien usar GIT o cualquier sistema de control de versiones para «sincronizar» contenidos, pero… esto no quita que haya que tener almacenamiento «en local» (en el teléfono) y software «en local». O sea… se necesita una app. :(
Es una tarea compleja, y la App es, seguramente, la forma de embeber el git sin que el usuario lo tenga que configurar más allá de su usuario y demás. Magia, cortesía de tu-esforzado-sys-admin :D
Ahora falta ver que se pueda implementar de forma transparente al usuario, ¡suerte! ;)
La cuestión no creo que sea de ejecutivos cortos de entendederas o de una moda pasajera.
Controla el formato y controlarás el mercado; o bien te podrás tumbar y recibir los ingresos por las licencias, o bien decidir por dónde te conviene que vayan las cosas. Y evidentemente tus juguetes serán la referencia en la industria y los más vendidos, sí o sí.
Es una forma triste de ganarte el mercado, pero funcional. Y un ejemplo de una empresa que busca obsesivamente esa posición es Sony.
Apple es el sueño húmedo de Sony, es lo que buscan ser desde hace décadas.
Sony nunca ha querido algo que se parezca a un formato estándar:
– los cargadores de sus Ericsson han usado siempre un conector no estándar, y por cierto especialmente mal diseñado.
– Los UMD, los Minidisk, hasta el formato de video Beta, siempre buscaba lo mismo: yo soy exclusivo, mi formato exclusivo es mejor, que toda la industria pase por aquí.
– Que la memoria evoluciona del Compact Flash al SD? pues yo me invento mi Memory Stick, para joder la marrana. Y si comprabas un trasto Sony, ya sabías que no podías ponerle una tarjeta SD normal. Hasta hace cuatro días, que han empezado a sacar cámaras con soporte SD.
– con el Blu-ray ya echaron el resto: tenían que ganar esa batalla sí o sí. Y sacaron la PS3 al mercado, al principio muy cara, pero encima resulta que ellos ¡Perdían dinero con cada venta! Aquello fue un ejemplo más de la táctica clásica japonesa de ‘tu vende por debajo de coste y cepíllate el mercado, y luego pasaremos a recoger los beneficios’. Sony se empeñó en ganar aquello costara lo que costara, y lo consiguieron. Y ahora pasan a recoger royalties y ventas de PS3 para clientes que dicen ‘bueno, ya que compro el blu ray, también consigo una consola de videojuegos’. Y vuelta a empezar.
Y la historia con los ebooks y los formatos es más o menos la misma: adobe quiere que su fiesta del pdf no termine; otros se intentan buscar su chiringuito en forma de ‘kiosco virtual’; y algunas revistas ‘de toda la vida’ (alguien dijo Muy interesante?) quieren pasar de los intermediarios a base de encasquetar un pdf insoportable de leer, a 3 la pieza.
No deja de ser lo mismo: quien quede en pie después de que vuelen los pájaros nucleares, será quien gobierne el futuro.
>> No deja de ser lo mismo: quien quede en pie después de que vuelen los pájaros nucleares, será quien gobierne el futuro.
:D
¡Totalmente de acuerdo, Hilario! A ver si a la próxima que pase por Málaga tenemos tiempo y repetimos con Ana & cía :)
Hola Hilario:
Tu comentario y concreción me han gustado mucho, y estoy de acuerdo con el contenido.
No obstante, una puntualización sobre el comentario «los ejecutivos…». Veo que tú hablas sobre empresas de tecnología, y no de empresas cualquiera, sino de las que cuentan en el mundo. Yo hablo de empresarios/ejecutivos en general, para cualquier rama de actividad. No creo que haya un CEO en España (quizás dejando de lado a Jesús Encinar y algunos de los jefes de las tecnológicas más importantes) que sea capaz de comprender, por ejemplo, de qué se habla en este blog. No son conceptos con los que estén familiarizados.
Lo que sucede de verdad en el mundo es:
– Ejecutivo: Hazme una app para el iPhone para esto, es para demostrar que nuestra empresa es innovadora y tal y tal.
– Técnico/analista: A ver, pensemos. La penetración de dispositivos móviles entre la población es de X. De estos, tal % son iOS, tal son Android, y además es posible que con la alianza Nokia+Microsoft esta cuota cambie al tornarse la cuota de Windows Phone significativa. Entiende que hay coste adicional por mantener una aplicación por plataforma. Además, la naturaleza de la aplicación es tal que… en fin, que recomiendo que hagamos una aplicación Web con diseño profesional, tirando de estándares y que renderice bien en los tamaños de pantalla más habituales, y se vea suficientemente bien en el resto.
–Ejecutivo: «yeah yeah, whatever» (=ni te escucho ni te entiendo). Hazme un aplicación para el iPhone (piensa el analista: para el ejecutivo de la empresa cliente al que quieres demostrar lo innovadores que somos, que es tan burro como tú y que si no es una app que se descarge de la Apple Store ni te va a escuchar)
¿Cómo crees si no que han llegado a semejante número de aplicaciones en el Apple store? :)
Otro ejemplo de mundo real:
Las aplicaciones médicas para iPhone / iPad están surgiendo como champiñones. What? ¿Datos médicos en una plataforma cuyo recientemente fallecido presidente presumía de que la encriptación era para caguicas y que para nada se necesitaba en dispositivos iOS? Pues sí. Pero es que muchos médicos, profesionales famosos por ser alérgicos a las tecnologías de la información, resultan ser también unos presumidos de cuidado y marcan su status a base de «gadgets» como el que más.
En fin. Que yo me refería a esa fuente de demanda para apps de SmartPhone que tanto están fracturando la Web. No a los movimientos estratégicos de las grandes que están azuzando dicha fractura por aquello de creer en un mercado de suma cero e intentar mediante la exclusión quedarse con la mayor parte del pastel.
¡Un saludo cordial!
Buenas
Interesante el artículo. :). ¿Alguna vez fue cierto lo de Write once, run anywhere? Sin dudas es el ideal para no duplicar esfuerzos.
Sobre los libros, sí, los libros-aplicación no tienen ningún sentido, pero ninguno (cuando hablamos de meros libros, si hablamos de libros que hacen uso de la pantalla táctil u otras cosas ya no son meros libros), igual que los formatos propietarios para los eLibros, al final parece que lo mejor sería tirar o por uno libre realmente (tipo ePub) o por un PDF adaptado a pantallas chicas (al menos sabes que su maquetación es bastante respetada, pero está lejos del ideal para determinados lectores)…
Recuerdo un informe de hace un tiempo que ponía en relevancia que buena parte (no recuerdo el porcentaje, pero era MUY alto) de las aplicaciones tanto para iOS como para Android eran simplemente libros empaquetados como aplicaciones… Pero claro, a los que llevan esas tiendas de aplicaciones les conviene decir que tienen miles de programas sin poner en relevancia que más de la mitad son meros lectores de RSS o libros empaquetados, ¡o accesos directos a webs! si es que hasta te abren el navegador con una URL y ya.
Sobre los medios que crean su propia app que es un mero lector de RSS, pienso en tres motivos (fundamentalmente):
– Vender que tienen una app gratuita (así se las dan de tecnológicamente al día);
– Tener presencia propia en el menú de aplicaciones del usuario (no es lo mismo ser un rss más en un lector* que tener una aplicación propia, o ser simplemente un favorito en el navegador que dar un acceso directo de verdad a una web);
– Adaptar la aplicación a las costumbres y usos de cada sistema (esto se lo leí a un desarrollador de un juego conocido, que cuando portó a varias plataformas el juego ni siquiera tiraba por la misma API multimedia, que es estándar, sino que lo portaba al más usado en cada plataforma, decía que prefería perder tiempo reescribiendo pero que fuera como una aplicación totalmente nativa e integrada en el entorno que el tener una interfaz única en todos). Esta última para las aplicaciones de los medios supongo que es secundaria sobre las dos primeras.
También recuerdo que algunas de las primeras aplicaciones que vi de medios, con cierto sentido, tenían que ver con la falta de flash en plataformas como iOS, así algunos tipos de contenido en el que hacían uso y abuso del flash en la versión web simplemente no eran accesibles desde el navegador, para ellos creaban apps (para ver los vídeos de la web, escuchar la radio online, etc.), digo que tiene cierto sentido, pero suena a chapuza (en vez de proporcionar alternativas estándar en la propia web para los que no tienen flash, creas soluciones particulares para sistemas concretos)…
También hay que tener en cuenta, y esto sin que sea a favor de los medios, que ellos se suben a las modas, no van a luchar contra corriente, si lo que está de moda es tener una aplicación en FB, otra para el iPhone/iPod, otra para el Android, una cuenta en Twitter, y demás, lo harán, porque tienen unos usuarios (los de la web directamente) y van a la caza de otros (los que usan las aplicaciones, aquellos que solo ven lo que FB/Apple/Loquesea les deja ver), si quieren seguir estando deben sumarse a todo, el problema es que en cuanto una plataforma les suponga un agujero de verdad la abandonarán, y eso significa en muchos casos el abandono a usuarios (y esperemos que la plataforma que no muera sea la Web pura y dura**, porque ahí muchos nos veremos realmente fastidiados).
Hasta luego ;)
* Los usuarios de lectores de RSS, por lo demás, no somos tantos como a veces creemos, salvo entornos concretos -periodistas/informáticos/amigos de la informática y poco más- el común de los mortales no usa ni el lector de RSS metido en su navegador, o al menos esa es la sensación que me da.
** Acá más de una vez has hablado de la paradoja de la concentración en Internet, ¿cuántas empresas/asociaciones/loquesea tienen antes cuenta de FB que una web hecha y derecha? ¿Cuántas SOLO tienen lo de FB o el principal canal es FB (y la web corporativa es un bodrio totalmente estático)? Cada vez más (veo con tristeza que el medio en el que trabajé en la parte Web, y que la cerraron por no ser autosuficiente económicamente, ahora tiene cuenta de FB y la web solo tiene los PDF de la edición impresa -que fue lo que dejamos montado cuando cerraron el contenido propio de la versión digital-, ni idea del contenido de FB, pues solo es para registrados).
Como tu comentario me parece acertado, me quedo con los puntos finales que dan más pie a preguntas/respuetas:
1. Los usuarios de RSS somos realmente pocos. De hecho «RSS» comienza a asustar al usuario común, pese a que literalmente se corresponde con «sindicación realmente sencilla». La mayoría de estos usuarios promedio, sin embargo, comprarían la idea si se la vendes de forma divertida y/o sencilla. Ejemplo absurdo, pero ejemplo: «me hago fan de Empresa SL en Facebook y me salen sus actualizaciones en mi muro». Esto es, suscribo el feed de Empresa SL y me lo veo de forma sencilla sin salir de mi página de lurkeo habitual. Nos falla el márketing, pero las ventajas están ahí y todos las abrazarían ;)
2. Es verdad que los medios se suman a todos los carros, sobre todo a los que prometen poner orden en el redil. iPad, Orbyt y todos los hypes recientes obedecen a esa lógica: son ámbitos donde el consumo está más regulado, no hay enlaces posibles a otros medios (tendrías que salir de la App) y en fin, la promesa de un mundo escaso en tiempos de abundancia digital :D
Saludos!
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quizá no. Más bien el coste de la fragmentación es tan grande que hasta los gigantes que cotizan en bolsa buscan
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supuesto, no es (tanto, un poco sí) el caso de Instapaper, pero sí de una suite ofimática: el coste de la fragmentación. Etiquetas: Android, Instapaper, iOS, Microsoft, MS Office,
Como la ventaja de un blog es precisamente que la información queda recogida, accesible y comentable en cualquier momento, aprovecho para comentar ahora que leo el artículo, aunque sea meses después de su publicación :)
Me he sentido totalmente identificada con la conversación «en el mundo» que reproduce Eva entre un ejecutivo cool y un técnico analista, la de cosas que me han pedido a mí así… y yo, ingenua de mí, todavía intentando explicar los pros y los contras, y que no es tanto un problema técnico como un problema conceptual (al final la conversación siempre acaba igual, «yeah yeah, whatever»).
Y no hablemos ya de cuando te piden que les hagas un rss porque otro equipo está haciendo una aplicación (tal cual, «hazme un rss»). Tiene razón Jomra en los usuarios somos cada vez menos. Incluso yo misma le comentaba a Gonzalo Martín hace poco que me había desuscrito de los rss de su blog porque los recibo en el correo, me estaban inundando, y además, cuando quiero leer mis blogs de referencia tecleo directamente la url y me dedico a navegar por ellos, mientras que el rss se me acababa
llenando de lecturas pendientes para las que no tenía tiempo.
Y qué decir de esas empresas que tienen un FB porque «hay que tenerlo» pero tienen una web completamente desactualizada. Hace nada una alumna de un curso me comentaba que estaba pensando en centrar toda la actividad web de su empresa en FB y me quedé horrorizada. Aproveché para soltar al resto de un alumnos un discurso sobre los peligros de la concentración y que como Pymes no debían artícular toda su comunicación en estos espacios, sino que era básico que utilizaran sus propios sistemas, una web, un blog… Me miraron como las vacas al tren, incluso una alumna se levantó para decir que se iba del curso porque ella había venido a aprender sobre «redes sociales» y que a ver si cuándo empezaba (yo) a decir alto de interés. Muy frustrante, de verdad, cada vez cuesta más mantener discursos serios.
Nuria, el último ríe mejor: al final, lo que queda es internet. ¿Se ha ido la alumna? Que la den. Que aprenda a usar hootsuite, que es para lo que pagan cursos de mierda. Insisto: de mierda. Que me presenten uno que sea riguroso con la analítica, con ideas potentes sobre datos o contenidos. Todo lo más, batallitas sobre qué es mejor para subir el edge rank, esa estupidez para seguir haciendo justo lo contrario de lo que podemos hacer. Los viejos hemos visto AOL, tuvimos Netscape, tuvimos Compuserve, hubo un momento en que MySpace parecía guai (hasta que lo compró una gran corporación), Flickr era maravilloso (hasta que lo compró Yahoo)… hemos llegado al momento en que Facebook teniendo que cumplir con la bolsa cada trimestre empezará a desvanecer su magia. Y un día, los adolescentes dirán que no quieren estar donde están sus papás y la gente del montón. Y buscarán otro bar en el que ser especiales y crean formar parte de una novedad. E internet seguirá. Chinos, iraníes y agencias gubernamentales aparte.
El comentario de Nuria me ha recordado el «Unskilled and unaware»: personas que se acercan hasta un curso para saber más sobre un tema pero no quieren aceptar que quizá algunas de sus concepciones de partida debe ser reconsiderada. O puesto en palabras de Sabina (aunque su canción iba de otra cosa), «que no hay ser humano que le eche una mano a quien no se quiere dejar ayudar».
Así que me temo que Gonzalo Martín vuelve a tener razón (si le hubiera dado un céntimo cada vez que le digo esto, ya se habría comprado por lo menos unas almendritas :P): que le den. Seguro que alguno de los que se quedaron hasta el final alguna idea aprendieron. Y luego, más aprendidos o menos, seguramente tengan que ir por el mundo con su hootsuite, pero al menos sabrán que hootsuite es parte de la trampa, y no se tirarán a hacer el slalom de las herramientas (hoy aquí, mañana allí) a tumba abierta, sin asegurar primero una vía de comunicación independiente; y para eso no hay nada como la web… cuando uno toma (por lo menos un poquito) el control de la misma.
Por lo demás, es una maravilla que un post viejo como éste se reavive con comentarios como los vuestros. ¡gracias!
Quiero mis almendras!
Me dejé algo para Nuria: el mayor éxito es el de ese usuario que cada día vuelve a tecleear tu URL, bien lo sabe Google. Así que, encantado de que borres mi subscripción, no te tengo que recordar que estoy ahí, ya vienes tu :)))