ACTA (Acuerdo de comercio anti falsificación) es el nombre con el que los EE.UU. han bautizado su última creación, pendiente de ser ratificada ahora por el G8: un acuerdo multilateral sobre propiedad intelectual que convierte a los viajeros en contrabandistas a la mínima ocasión.
Supongamos, por ejemplo, que yo quiero viajar desde España a EE.UU., a Suiza, o a Canadá (todos ellos con leyes como la DMCA o similares, que no permiten la copia privada): la policía de aduanas tendrá capacidad para obligarme a abrir mi portátil (o mi Meizu), mirar si hay dentro archivos que deben someterse a la legislación de derechos de autor y, si los hay, aplicarme las leyes anti-contrabando (The Guardian via ¿QVAV?).
¿Tu privacidad? Por los suelos. ¿Tus derechos (como el derecho al honor y el derecho a ser considerado inocente)? Por los suelos.
Utilizar la maquinaria militar para someterte a controles de todo tipo con la excusa de defender la economía nacional y a los autores que viven como marajás (o como majaras, je!) gracias a una industria que hace años que vive por encima de sus posibilidades, ya que su negocio está obsoleto. Hay un post en este blog que habla sobre todas estas cosas: La sociedad de control. Si tienen un minuto les recomiendo que lo lean.
Por cierto, el documento se ha filtrado en WikiLeaks (esa pequeña aldea que se resiste al césar y que, por cosas, han intentado cerrar).
Queda pendiente echar una firmita antes de fin de año.
maldición :(